Creo que el problema está en que me gustas demasiado. Y me da miedo quererte como lo estoy haciendo. Me dan miedo las promesas que puede que nunca cumplas. ¿Qué pasa si me aprendo la manera en la que tus dedos acarician los botones de tu camisa? ¿Y si memorizo tus veinte tipos de media sonrisa?¿O la manera que tienes de abrir la boca cuando digo algo que te gusta?

Puede que un día consiga pintar el color exacto de tus ojos cuando me miras.

¿Y entonces qué? ¿Qué pasará cuando sepa tararear la cadencia de tu respiración? ¿Y si tú no te aprendes la forma en la que sonrío cuando algo me da vergüenza? ¿O la forma en la que me muerdo el labio cuando pienso en ti?
Porque tengo miedo de querer ser la única que se quede despierta toda la noche por verte amanecer.
De que te metas tan dentro mía que luego no sepa sacarte. Y te juro que intento quererte aquí y ahora, pero necesito pensar que tenemos un beso de buenas noches esperándonos todos los días de nuestra vida.

Necesito saber qué siempre podré llamar hogar a cualquier sitio en el que estés tú.

Sentirme especial por poder tumbarme en el sofá mientras acaricio tu mano con mi pulgar. Pelearnos por quien friega los platos y quien prepara la cena. Que me rodees con tus brazos y yo sienta que mi lugar seguro está contigo. Porque cuando te miro, sé que si algún día no pudiera encontrar el camino a casa, tú me ayudarías a regresar.

Porque estoy dispuesta a caer por ti, aunque me enamore como una tonta, aunque eso signifique que algún día pueda llegar a perderte y eso me aterre.

Porque siento que cada mala decisión que tomé, que cada error por el que tropecé tiene sentido si me hizo coincidir contigo, si me hizo pasar mis tardes de domingo intentando adivinar qué cruza por tu cabeza cada vez que me miras. Si me hizo imaginar siquiera que sería la única a la que siempre querrías.

Y ojalá encontrara el coraje para quererte como te mereces que te quieran. Ojalá fuera lo suficientemente valiente para decirte que puedes tener el mundo a tus pies, para enseñarte que puedes brillar más que mil bombillas juntas siendo simplemente tú. Para que vieras la forma en la que mis ojos te ven, para que conocieras también lo asustada que estoy de perderte. Para que entendieras el agujero negro que amenaza con instalarse en mi pecho cada vez que imagino que puede que no sea yo la destinataria de tus sonrisas al despertar, de tus gemidos al tocar tus puntos exactos, de que algún día pudiera perder la dirección de los lunares de tu espalda.

Así que déjame quererte. Déjame despertarte cada día haciéndote el amor,  proponerte mil guerras, conquistar todos los territorios de nuestra cama. Déjame ser esa por la que tú también tienes miedo de caer.