Cancelar planes es todo un arte. No todo el mundo puede hacerlo al igual que no todos saben cantar o dibujar. Hay que saber el quién, el como y el cuando. Una habilidad sutil y elegante que te permite pasar de tener que salir un finde de fiesta con tus amigos (aunque los adores) a quedarte en casa con tu gato viendo netflix tranquilamente repantigada en el sofá. Maravilla.

Si vosotros también queréis aprender a dejar pasar las temidas obligaciones sociales sin que vuestros amigos os odien durante el resto de la eternidad y os pongan en la lista negra, seguid leyendo que más abajo os desvelo mis secretos:

1. deja siempre la puerta abierta:

Mi problema es que soy muy sociable y en caliente me apunto a todo. ¿Una de cervezas a las cuatro de la tarde un domingo? Vaaaamos. ¿ Levantarse un sábado a las 8:30 para ir de excursión? Voy buscando mis botas de montaña.

Y claro, el problema es que en frío me da toda la pereza del mundo tener que ir, con la de cosas que hay que hacer en casa y lo bien que se está posponiéndolas.  ¿Quién me manda?

Con el tiempo he aprendido que lo mejor es dejar la posibilidad de no poder ir por estar muy ocupada. Así nunca quedas mal, porque ya avisaste. ¿Recuerdas?

 

 

 2. Hay que saber a quién le cancelas los planes:

No puedes cancelar un plan a cualquier amigo, eso es uno de los pilares básicos y fundamentales de cualquier escaqueador que se aprecie. Uno de los primeros pasos es aprender a detectar aquellos amigos más flexibles de los que te echarán la cruz al segundo plan que canceles. También debes aprender a reconocer a los procrastinadores de vocación que como tú, estarán deseando de largarse a la primera de cambio y seguro que te entienden mejor.

3. No todos los momentos son buenos:

Por mucho que te queden dos capítulos para terminar la temporada de tu serie favorita, tus amigos no dejan de ser tus amigos y hay ocasiones en las que tienes que hacer de tripas corazón e ir, porque sabes que es importante para ellos. Además, lo que da pereza es ir, cuando estás allí te lo pasas bien. Si al final hacer planes no va a estar tan mal…

En conclusión, escaquearse de un plan e irse de rositas es la suma del cómo, dónde y con quién. Busca situaciones en las que tengas claro que tu presencia no es estrictamente necesaria, amigos que sepan entender que no te apetece y que necesitas tiempo para ti mismo y busca excusas originales (o sé sincero) con las que huir de los planes que no te apetecen.

@Pau_aranda21