No se le da la importancia que se merece al sentido del olfato.

Es común pensar que, si no puedes ver u oír, te vas a perder grandes películas, canciones o espectáculos, cuando no es así porque se están adaptando para que todos los podamos disfrutar.

Sin embargo, el poder saber qué es el olor a café por la mañana, un perfume sexy que puede excitarte o el aroma a tu comida favorita, son placeres a los que una persona sin olfato les ha sido denegado.

La anosmia es la pérdida total del olfato. Puedes nacer carente de este sentido o perderlo por un accidente. Por su parte, la hiposmia es la pérdida parcial del olfato. Este nos es familiar porque es una de las consecuencias de haber pasado el COVID.

A simple vista, puede parecer que es un sentido un tanto inútil, es decir, es importante percibir olores, pero puedes sobrevivir sin ellos. Sin embargo, el día a día de no poder oler nada es más inquietante de lo que parece.

Lo primero que se nos suele pasar por la cabeza cuando sabemos que alguien no tiene olfato es: “¿No tiene olfato y sí que tiene gusto?”

Efectivamente. De hecho, todos los que he conocido con este problema, tienen más desarrollado el sentido del gusto. De hecho, si hay algún aroma vaporizado, si abren la boca y absorben, pueden sentir algo parecido al olor, pero no es igual.

Mi mujer nació con el nervio olfativo seccionado y desde entonces soy su descriptora de olores.

Cuando vamos a un spa y nos ponen aromas, le indico tés que podrían asemejarse. Cuando pasamos por al lado de un horno y huele a pan recién hecho (el mejor olor del mundo), le describo cómo se siente, incluso si huele a rayos, se lo comento para que sepa lo que es estar rodeada de una peste.

Esta es una de las grandes ventajas de no tener olfato, no sabes lo que es oler a mierda. No hay nada que perturbe tu armonía. No hay pedetes, peste a basura o fragancias rancias que te hagan poner mala cara. Por eso ella es la encargada de cambiar la arena de los gatos.

Mi querida hermana le dijo hace poco: “se nota que no tienes olfato, por si pudieras oler la peste de sus pies, la hubieras dejado hace tiempo”. ¡Qué le vamos a hacer, nadie es perfecto!

Por otro lado, dicen que el olfato es el sentido de la memoria y por eso mi mujer es el despiste hecho persona, o yo por lo menos le echo la culpa a su nariz sin contrato.

De hecho, no cometas el error de dejarle vigilar la comida y apagar el fuego cuando esté hecho, porque seguramente se achicharre y no se dará ni cuenta.

La única desventaja que le veo es su obsesión por la limpieza tanto de casa como suya corporal. Como no se puede oler y no sabe si desprende un mal perfume, está obsesionada mezclando ambientadores, desodorantes y colonias que se las elegimos el resto de mortales, porque ella es la única superviviente que no se marea cuando hay un montón de tufos frutales en una misma tienda.

Ahora ya sabes un poco más sobre esta desconocida enfermedad. Si alguien te dice que no puede oler, ayúdale a entender qué se siente en ese momento, porque les hará gracia.