Cómo ligar siendo calva

 

He aquí la gran pregunta que me hice cuando entré en la adolescencia y el cuerpo empezó a pedirme marchita.

¿Cómo ligar siendo calva? ¿Cómo se hace eso en un mundo en el que una buena cabellera es el sumun de la feminidad? Al menos así lo sentimos las chicas que carecemos, ya no de un buen pelazo, sino del más mínimo indicio de cabello cubriendo nuestra cabeza.

Y es que yo padezco desde la más tierna infancia de alopecia areata universal; o lo que viene siendo lo mismo: no tengo ni un solo pelo en todo el cuerpo.

Ni cabello, ni vello corporal de ningún tipo. Por no tener, no tengo ni pelillos en la nariz.

A estas alturas de la película puedo decir que he pasado por todas las fases posibles. He sufrido, he hecho terapia, he asumido mi condición. He tenido épocas en las que he llegado a usar peluca hasta para dormir, y he pasado temporadas en las que no he querido taparme la cabeza con nada.

En la actualidad hago un poco lo que me apetezca en cada momento.

Hace años que me tatué el delineado de los ojos y las cejas, y tengo algunas pelucas. Un par de las buenas y otro par de colores de fantasía que uso de cuando en cuando. Si no fueran tan caras tendría muchas más, porque es innegable que me gusta cómo me veo con ellas.

 

Cómo ligar siendo calva

 

Pero tampoco tengo problemas con mi cráneo pelón. Con los míos y en los círculos en los que me muevo, ya nadie se extraña si me ve el lunes al natural, el miércoles con mi pixie rosa, el viernes con media melena castaña y el domingo con un pañuelo.

Sin embargo, jamás me presento en una cita sin peluca. Creo que es algo que ni siquiera hago por mí, sino que lo hago porque soy consciente de que la gente se incomoda ante una mujer calva. Es muy humano eso de que lo diferente nos incomode.

Y yo, cuando quiero conocer a un chico, no quiero lidiar con las miraditas extrañas ni con la lástima, pues muchos suelen pensar que estoy enferma.

Vamos, lo que no quiero es que mi calva acapare la atención y se convierta en la protagonista.

 

Cómo ligar siendo calva
Foto de Rodnae Productions en Pexels

 

De modo que sí, voy a las citas con cabellera y a veces incluso con pestañas postizas, a tope. No obstante, nunca termino una cita sin haber desvelado cómo soy realmente.

Y así es como suelo hacerlo:

 

  • ¿Tú qué harías si..?

A veces me monto mi propio miniestudio sociológico sobre el tema y, en cuanto encuentro el hueco, cuelo la pregunta ‘¿Tú qué harías si te quedaras calvo?’. Normalmente me responden lo típico, en plan ‘pues nada, asumirlo’. O ‘raparme al cero y ya está’. Contestaciones políticamente correctas con las que me dan pie a decirles que me parece genial que lo lleven bien, porque yo ya estoy calva y es un alivio saber que no le supone un problema. Luego les informo que ese día llevo peluca, pero que raramente lo hago. Ya os digo que la reacción del chico en ese momento determina el tono del resto de la cita y las posibilidades de que haya más.

 

Cómo ligar siendo calva

 

  • Cuando quieras te lo presto

Mirad, el día que vi ese episodio de First Dates me dije ‘la hostia, ¿cómo no se me ocurrió a mí? Creo que me metí en Tinder a hacer match con cualquiera solo para poder quedar con alguien que me pusiese el momento en bandeja. Lo cierto es que la de ‘me gusta tu pelo’ es una frase típica en las primeras citas, así que no tardé mucho en lograr que alguien me la pusiera a huevo. Si no recuerdo mal, en realidad lo que me dijo el chico en cuestión fue ‘qué pelo tan chulo’ o algo así. Me dio igual, ni medio segundo me demoré en decirle ‘ay, pues cuando quieras te lo presto’, tirando un poquito de él hacia atrás para que viese que era una peluca. El careto que puso fue para grabarlo.

 

  • No tengo un pelo de tonta

Esta es muy socorrida. Casi siempre llega un punto de la conversación en el que puedo soltarles que yo no tengo un pelo de tonta. Y acto seguido añadir que, de hecho, no tengo ni un solo pelo en el cuerpo. Es verdad que después tengo que pasarme un rato dando unas explicaciones para las que no siempre estoy de humor. Pero si veo que voy a estar cómoda con ello, yo palante. Es que me gusta analizar a mi cita en función de este indicador. ¡Qué le voy a hacer!

 

 

  • La ocasión la pintan calva

Este es mi último recurso, normalmente. Si a lo largo de la cita no he dado con el momento de sacar el tema me pongo alerta para encontrar la oportunidad de decirle al chico eso de que la ocasión la pinta calva, que, para calva, una servidora, y que yo que él, no me dejaba escapar.

 

Como podéis ver lo que hago es tomármelo con mucho sentido del humor, lo cual no quiere decir que siempre me salga bien.

He vivido situaciones de todo tipo y dado con chicos que se han reído conmigo, que se han reído de mí, y otros que han disimulado lo mejor que han podido y ni con esas me la han conseguido colar.

Pero ¿a quién no le ha pasado todo lo anterior alguna vez, con pelo o sin él?

 

 

Patricia

 

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