Se habla mucho de la ruptura de confianza en relaciones románticas: del dolor que conlleva, del duelo, de la tristeza que se siente. Yo hoy vengo aquí a hablar de todo eso, pero en la amistad. ¿Habéis vivido alguna vez grandes traiciones en la amistad? ¿algún amigo al que queríais mucho os ha clavado una puñalada por la espalda? ¿cómo reaccionasteis ante eso?

Yo muy mal. Mi mejor amiga llevaba siéndolo más de 7 años. Nos conocimos en el instituto y pasamos la universidad juntas con todo lo que eso conlleva: amores y desamores, líos varios, estudios, planes de futuro, incertidumbre y miedos, incluso en su caso, una enfermedad grave. Yo fui la amiga que más pendiente estuvo de ella, le acompañé a pruebas médicas de todo tipo, estuve a su lado en el hospital casi cada día, compartí su dolor y sus miedos, le hice mil favores cuando estaba hospitalizada, antes y después. Todo eso lo hice partiendo de un absoluto amor hacia ella y sin esperar nada a cambio, pero, al menos, no esperaba recibir la traición que me hizo.

Corría el invierno de 2018 (vamos a ponernos peliculeras un poco) y yo estaba tranquilamente con mi novio en el cine cuando de pronto me llega un mensaje que vi al acabar la película, de una amiga en común de ambas. Esto que os voy a contar no os lo vais a creer: me dijo que la llamara inmediatamente, me tenía que contar algo importante. Pues resulta que mi mejor amiga del mundo mundial, en quien había puesto mi confianza, tiempo, y cariño, me había ESTAFADO DINERO. Me había dicho que necesitaba 300 € para pagar un curso y que me lo devolvería cuando pudiera. Total, que mi otra amiga se enteró porque lo estaba hablando con un grupo de forma muy despectiva, llamándome tonta porque me lo creí, que se lo iba a gastar en un viaje y obviamente no me lo iba a devolver, que si soy super confiada y no debiera y tal y cual. Al parecer, a ese grupito de personas todo esto le pareció super divertido porque resulta que a todos les caía mal, o al menos regular, simplemente por no tener los mismos hobbies que ellos (mientras esa gente se drogaba y se iba de fiesta hasta las 10 de la mañana, yo disfrutaba leyendo, pasando tiempo con mis padres y yendo al cine, ya ves tú dios mio que me detengan). Más tarde también me enteré de que esta supuesta mejor amiga, llevaba AÑOS contando mis mierdas por ahí, desvelando las cosas que yo le había contado en la más absoluta intimidad, y que su interés en estar conmigo era solo y exclusivamente por lo que podía obtener de mí (cuidados, recursos, a veces nis íbamos a la casa de mis padres en la playa…) Imagináis mi cara de decepción cuando me enteré de esto. Mi deseo de venganza apareció a la vez.

 

No sabía cómo podía vengarme, pero sí que quería hacerlo (juzgadme si queréis, me da igual, ¿estáis aquí por el salseo no?) así que lo planeé todo al milímetro. Primero, la denuncié para que me devolviera el dinero. Después, y con toda la tranquilidad que pude, le pedí dos cosas que tenía mías que necesitaba para un amigo (mentira, solo quería asegurarme de que ella no hiciera después lo que yo estaba a punto de hacer con sus cosas) y destrocé todas las pertenencias suyas que tenía (que no eran pocas). Cuando digo destrozar, literalmente rompí sus libros, quemé su ropa, rajé sus videojuegos y destrocé nuestras fotos. Como guinda final, le envié a su casa un paquete de correos con todo destrozado, la denuncia coronando el pastel y una carta donde le explicaba cómo me enteré de todo (sin revelar mi fuente, como buena periodista), mandándole tres o cuatro insultos de amor, y un último mensaje: no vuelvas a contactar conmigo nunca más, pedazo de zorra. (Ahora sería más elegante y jamás llamaría zorra a otra mujer, elegiría un insulto a la altura como: hija de putero, que ya me jodería serlo). Después de enviar el paquete vino la parte de venganza emocional: tracé un plan minucioso para que todos sus amigos (los normales, no ese grupito que se reía de mí) se enterasen de cómo era ella y, efectivamente, se acabó quedando más sola que la una.

 

Te Falta Perreo