Cómo NO dar ánimos a una madre que se está desahogando contigo

 

Algunas necesitamos verbalizar y compartir nuestras frustraciones con los demás.

Nos ayuda a hacer más ligera la carga y a relativizar, incluso en aquellos casos en los que no buscamos una solución o un consejo.

Simplemente necesitamos dejarlo salir porque, de lo contrario, se nos acumula dentro y se nos va haciendo bola.

A veces solo queremos compartir un miedo o una debilidad para comprobar que no estamos solas y que alguien nos entiende.

En estos instantes de vulnerabilidad es cuando más importancia adquieren el tacto, la escucha activa y la empatía de nuestro interlocutor.

Porque a veces es mejor un silencio sentido que un consejo vacío.

Cómo NO dar ánimos a una madre que se está desahogando contigo

El embarazo, la crianza y la maternidad en general son etapas durante las cuales muchas mujeres nos sentimos en la necesidad de liberarnos lanzando nuestras quejas al aire y a quien nos quiera escuchar.

De modo que en este post vamos a exponer una serie de consejos sobre cómo NO dar ánimos a una madre que se está desahogando contigo:

Pues ya verás la que se te viene encima cuando nazca

Está embarazada y te está comentando que está harta de vomitar. De las hemorroides. Del dolor de espalda, de la ciática. De no poder descansar como es debido. Lo que sea. Ella ya sabe que su vida va a cambiar drásticamente en cuanto dé a luz, ahora mismo no necesita que se lo recuerdes. Independientemente de lo que vaya a ocurrir del nacimiento en adelante, en la actualidad está jodida por el motivo X, y pensar que dentro de unos meses o semanas va a estar aún peor, no ayuda.

 

Eso no es nada, mujer, se pone mucho peor cuando empiezan a caminar

O no. No es así necesariamente. Es cierto que el momento en que empiezan a andar, o a querer hacerlo, marca un antes y un después. Que la espalda se resiente y que, una vez que ya no necesitan ir de la manita, empiezan las carreras, la vigilancia constante y los coscorrones. Pero todo esto no le quita ‘méritos’ al currele que puede dar un bebé que todavía no se desplaza por sí mismo. En muchos casos, que el peque empiece a caminar puede resultar un alivio. De cualquier manera, minimizar las quejas de una madre que se encuentra en determinado período, en base a que el siguiente es peor, no está bien.

Cómo NO dar ánimos a una madre que se está desahogando contigo

 

¿Y eso te parece un problema? Espera a que llegue a la adolescencia

Que sí. Que la adolescencia es muy fastidiada, lo sabemos todos. Básicamente porque hemos pasado por ahí y con la edad nos damos cuenta del pavo que tuvimos y de las que le montamos a nuestros padres. No obstante, en el camino a la madurez el ser humano pasa por muchas fases y todas tienen sus ventajas e inconvenientes. Desde la más temprana y delicada, a la de echarse a andar, la adoslescencia, los terribles tres, los cabrones cuatro, los infernales cinco y así hasta que se independizan. Puede que ni cuando se van de casa mejore la cosa. También es posible que el suyo sea un adolescente ideal que no le dé ni el más mínimo problema, que haberlos, haylos. Lo que es seguro es que, si se está quejando, por algo será. Necesita tu comprensión, no tus malos augurios.

 

¡Ja! Imagínate yo, que tengo tres

Ya… Vale… Entonces, si tienes un hijo solo puedes rajar con las que tienen uno o ninguno. Si tienes dos, con las que tienen entre cero y dos. Y así sucesivamente ¿correcto? Lo dudo. El nivel de dificultad no se ve incrementado exclusivamente por el número de hijos que acumules en tu haber. Es importante, obvio. No puede ser lo mismo tener cinco niños en casa que uno solo. Pero existen muchas otras variables a considerar. Hay madres de uno que se sienten completamente desbordadas. Al igual que hay madres de tres a las que les podrías sumar otros cinco y seguirían sin despeinarse ni perder un ápice de su sonrisa. Y ninguna es mejor que otra. Por lo que ese tipo de argumentos, que no tienen en cuenta todas las circunstancias de cada una, suelen carecer de validez.

 

Déjamelo quince días que ya te lo meto yo en vereda

Uy. Este es feo, eh. Ese tipo de comentarios no solo no ayudan ni aportan posibles soluciones, es que encima implican la supuesta ineptitud de la otra persona. En una sola frase te dan a entender que piensan que lo estás haciendo fatal y que, además, se trata de algo tan básico que él o ella te lo pueden arreglar en dos semanitas de nada. Por un lado, te minan la moral. Por otro, te dan ganas de entregarle al churumbel con una maletita y volver apor él una vez finalizado el plazo. A ver cómo les va.

 

¿Y tú?

¿Has tenido que escuchar alguna vez este tipo de frases?

 

Imagen destacada de Polina Zimmerman en Pexels