Nací con la nariz grande. Lo aclaro porque parece que hay gente que cree que la nariz la eliges tú o puedes hacerla crecer si tiras de ella como si de plastilina se tratara. Mi nariz apuntaba maneras desde que era una cría y por supuesto, como no podía ser de otra forma, he recibido múltiples comentarios al respecto. Pinocho ha sido mi segundo apellido en el colegio, al igual que loro, garfio o “cara percha” porque decían que en mi nariz podían colgar cosas. Muy creativo todo, ya veis. 

Gracias a esto, me pasé toda mi adolescencia prometiéndome a mí misma que en cuanto pudiera me operaría la nariz y pasaría a ser una persona normal, de nariz discreta y perfecta. Mis padres intentaban por todas las vías hacerme entender que mi nariz formaba parte de mi personalidad, que era mi sello de identidad, que no debía cambiarla por nada ni por nadie…Pero yo estaba harta de que fuera “mi tara”. Ya os digo, me pasé años con la idea rondando en mi cabeza y hoy me apetece contaros cómo pasé de ahí a considerarla gran parte de mi atractivo. Quizás puede serviros a alguna en vuestro propio camino. 

En medio de toda esta historia en la que me iba a dormir visualizando mi cara con una nariz pequeña, soñando que me despertaría con ella puesta por el tema de la “ley de atracción”, de repente Lady Gaga pegó el boom en nuestro país y recuerdo leer muchos artículos de belleza en los que se hablaba de la enorme personalidad que le daba su nariz (también había muchos negativos, claro está). Siento que ese fue el “click” que me hizo querer buscar otros referentes que tuvieran nariz grande y que la lucieran con orgullo. Adrien Brody, Laura Pausini, Sarah Jessica Parker, Rossy de Palma…Eran personas exitosas, que trabajaban en su pasión, personajes públicos que se exponían constantemente y vivían de su imagen y que no se avergonzaban de esa parte de su cuerpo que tan insignificante parece pero que tanto complejo puede generar como es la nariz. 

Para mí, encontrar estos referentes y muchos otros me ayudó a darme cuenta de que mi nariz era completamente normal. También te digo que no fue verlos y decir “wow, ya está”, sino que fue un proceso de buscarles, ver fotos de personas guapísimas con nariz grande, encontrar cuentas de diversidad corporal que también mostraban esa parte y hacer “terapia de choque” con todas las creencias que tenía con el tema de las narices (y nunca mejor dicho) pero poco a poco el mensaje fue calando en mí. Me di cuenta de que podía ser feliz con mi nariz e integrarla como una parte importante de mi personalidad y también me ayudó, no lo voy a negar, conocer a mi chica y que desde el minuto uno me dijera que lo que más le había atraído de mí era mi nariz. Supongo que cuando otros ven en ti lo que tú no puedes…También ayuda. 

En definitiva, lo que cambió mi vida fue cambiar mis referentes. Dirigir la mirada hacia sitios nuevos. Dejar de perseguir la normatividad, de fijarme solo en todas las narices pequeñas del mundo y obviar el resto, porque también existen. Creo que darnos cuenta viendo a otras personas, de que todo lo que somos es único y que no es malo ser distintos es una buena forma de sanar nuestra relación con nuestros complejos. 

 

Espero que os ayude. 

 

Anónimo

 

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