HABLEMOS DE INFIDELIDAD

Creo que es seguro decir que casi todos hemos sido partícipes de una infidelidad, ya sea como causante o damnificado. Es un problema al que todos alguna vez nos hemos enfrentado y que siendo la víctima deja un muy mal sabor de boca. Crea una sensación de desconfianza, de engaño, de inferioridad, de comparación con la otra persona…

Realmente en esto del amor, el respeto y la empatía juega un papel importante. ¿Nos hemos parado a pensar en los sentimientos que despierta una infidelidad?

Está claro que lo primero que se ve resentido es la autoestima y la confianza en uno mismo. Sentir que tu pareja ha preferido a otra persona, esa sensación de no ser suficiente, de ser reemplazable. Que una persona a la que quieres sea capaz de cambiar una relación establecida por una noche de pasión, o incluso por la promesa de otra relación que puede o no llegar a convertirse en algo.

Si alguien decide que ser infiel es lo que le compensa en ese momento, las disculpas no son suficientes, el alcohol no es un atenuante. El proceso entre encontrar a una persona y acabar en una cama desnudos con fines erótico-festivos es suficientemente largo para frenar por una razón de peso. Es algo que cuesta superar. Hace falta mucha terapia para reponerse, es una mochila que llevas contigo. La autoestima es frágil, cuesta mucho devolverla al estado anterior. Cuesta empezar una nueva relación y confiar en que no va a ocurrir de nuevo, y es que el cerebro refleja lo conocido.

Cuando tu vida amorosa se resume en fracaso tras fracaso, en relaciones fallidas que no llegan a cumplir con las expectativas, es difícil no proyectar estas experiencias en el futuro. Hacemos pagar a justos por pecadores. Empezamos nuevas relaciones con los recuerdos de nuestras experiencias pasadas, nuestra confianza no está intacta, no se resetea al empezar una nueva historia, si no que las personas que aparecen en nuestras vidas tienen que lidiar con la personalidad que hemos construido para sobrevivir a las relaciones que hemos experimentado. Puede parecer injusto para esta nueva persona, pero lo cierto es que tú también vas a tener que destruir unas expectativas que su cerebro se haya construido por sus vivencias. Pero eso es lo bonito, crecer juntos, crear nuevos recuerdos, mejorar las experiencias, formarse nuevas expectativas. Existe gente con los mismos valores y con las mismas expectativas que tú. Cuando de compartir nuestras vidas se trata no deberíamos conformarnos.

Y es que esa famosa mentalidad de que en el amor y en la guerra todo vale… Cuando comparamos algo tan bonito y tan íntimo como el amor con algo tan destructivo como la guerra, nos deja en una posición muy vulnerable. Lo único que debería valer en el amor es el respeto mutuo, la comunicación y la sinceridad.

 

Gendra