Si hay una historia que siempre me hace soñar, es la de Alicia.

Esa niña que se adentra en un mundo desconocido siguiendo su curiosidad tras un conejo blanco. Mucho se ha hablado de la psicología que esconde el libro, de su filosofía, de ese mundo caótico y loco que nos enseña a través de sus ojos. Los ojos de una niña, que está a punto de embarcarse en un viaje de desarrollo y cuestionamiento personal, que creo no deja indiferente a nadie.

Alicia, a través de su viaje, está siendo constantemente cuestionada sobre quién es. Es fácil olvidarse de quienes somos, vivimos en exposición constante y más ahora con las redes sociales. Nadie mejor que tú, sabe quién eres. Así que, nunca lo olvides. Puede que no siempre te encuentres, que a veces, no te reconozcas ni en tu reflejo, que sientas que has perdido una parte de ti. Todas esas cosas que los demás ven y las que permanecen ocultas son parte de lo que somos, de nuestra identidad. Aférrate a aquello que te hace ser diferente al resto.

El conejo blanco, pasa gran parte del tiempo corriendo porque llega tarde. Y así es como vivimos muchas veces la vida, sin disfrutar del viaje, del camino y del momento. Nos acostumbramos a un ritmo loco y apurado en el que no encontramos tiempo para nada y menos para nosotras mismas. Nos debemos ese tiempo, ese tiempo de conectar con lo más profundo, de descansar y desconectar del mundo. De hacer lo que más te apetezca, sea bailar como si no existiese un mañana o un poco de tumbing en el sofá.

Si algo es inolvidable de esta historia es la de personajes pintorescos que Alicia va encontrando por el camino, mientras sigue al conejo: El sombrerero loco, el gato de Cheshire, la reina de corazones entre otros. Personajes que parecen tener claro su cometido en este alocado mundo que, invitan a reflexionar sobre sueños, locuras y cortes de cabeza. Pareciera que Alicia, tiene un claro cometido y a mí entender nada más lejos de la realidad.

Perdernos es una buena forma de encontrarnos, no dejarnos guiar por otras personas y quizá más por nuestro instinto, por lo que el corazón nos haga bombear con más fuerza. Esa meta casi utópica que nos hemos planteado, ese sueño de la infancia que hemos dejado olvidado en algún lugar de la memoria o ese pequeño paso que nunca damos por miedo a las consecuencias.

Si hay un personaje que me encante, es el sombrerero loco. Tiene algo magnético (no solo porque sea Johnny Deep quien le interpreta en las películas, que también) esa mirada hacia la vida desde una perspectiva muy peculiar y alocada que muchas veces dejamos abandonada.  Bien lo dice él “No estoy loco, sólo que mi realidad es diferente a la tuya”. Aquello de ponerse en los zapatos de otra persona, ya lo dejaremos para otro momento. No es un ejercicio sencillo siempre, pero, puede ahorrarnos más de un disgusto. Aprender que toda verdad tiene muchas caras y cada persona vive las cosas de un modo diferente y eso debemos respetarlo.

Alicia es una muchacha valiente, que pese al miedo que puede ocasionarle estar en un mundo desconocido y no saber qué esperar, nunca se rinde, no le importa correr riesgo si es por seguir adelante. Es una pequeña heroína, que no necesita ser rescatada, decir lo que piensa o defender sus ideas si piensa que es una buena opción y todo ello sin dejar de razonarlo. Nada de hablar por hablar. No sé a vosotras, pero, a mí el miedo me ha paralizado mucho tiempo y por desgracia lo sigue haciendo, a veces. Y no es que sea mal compañero si nos anima a ir a por aquellas cosas que deseamos, ya lo dije hace un tiempo el miedo al qué dirán nos pesa demasiado.

A lo largo de este trepidante viaje, descubrimos con Alicia, que el poder más grande está dentro de nosotras, que nadie puede quitarnos lo que somos.

@EscribirSinH