Cuando mides menos de 1,60 tu vida está llena de emociones.

En el colegio por ejemplo, cuando te tocaba ir al laboratorio y te sentabas en los taburetes parecías un muñeco de José Luís Moreno, una maravilla oiga. Y si llevaba para apoyar los pies, todavía. Pero si no, te pasabas toda la clase con las piernas colgando y cuando bajabas parecías la botella borracha porque ambas piernas se te habían dormido.

Lo mejor para tu reputación en aquella época.

¿Y que me decís de la biblioteca o la Fnac? Porque siempre el libro que quieres o buscas está arriba del todo. Casi en el techo, y claro al final tienes que ir como una niña pequeña al dependiente en plan «por favor señor, ¿me alcanza ese libro?». En ese instante te sientes como Pulgarcita pero sin pelazo.

Lo mismo ocurre cuando vas al Mercadona y lo que necesitas, como no, está arriba del todo. Entonces es cuando te conviertes en un héroe de Marvel.

Bien escalas por las baldas a lo Spiderman, o te enfadas como Hulk, o usas los encantos de la Viuda Negra para que el señor que te mira con cara de pánico y que está a punto de salir corriendo te eche una mano.

Otro momentazo estelar es cuando vas a comprar pantalones. ¿Qué clase de gigantes compran en Primark?, porque yo con lo que me sobra del bajo casi me da para hacerme otro pantalón. Que te dice tu madre «sal que te vea» y parece que vas con las aletas para hacer esnorkel. 

¿¿Y los vestidos?? Intenta encontrar uno mini. A veces me digo » y si lo compro en la sección de niñas». Que por cierto, habéis visto la ropa para «niñas», soy yo o los diseñadores tienen un serio problema.

Otra cosa fantástica que me suele pasar es cuando entras a un baño público y no te ves en el espejo. O solo te ves de cejas para arriba. Lo mejor para repasarte el maquillaje. 

Pero bueno, no todo es malo oye.

Si eres un poco contorsionista puedes entrar en la maleta y te ahorras el billete o si se cae algo suelo llegas en nada a recogerlo. 

Aunque como dice mi abuela, «los perfumes caros siempre van en frasco pequeño». Y como le contesto yo siempre «y el veneno también». 

Así que chic@s somos pequeñ@s pero valios@s y  con carácter, y a mucha honra. 

 

Vanesa