Si hay algo que me gusta de las vacaciones de verano, por todos los beneficios que me aporta, es la posibilidad de poder hacer alguna escapada a alguna ciudad desconocida. Me encanta viajar y ver mundo, por eso, siempre que mi economía me lo permite, me escapo algunos días fuera de mi ciudad natal. Y quizás sea cosa mía, pero creo que hay cosas que nos pasan a todos cuando vamos de viaje.

Por eso, después de tanto hacer y deshacer maletas a lo largo de los años, me he dado cuenta de que hay patrones que se repiten en todos mis viajes.

  • Nos volvemos locas buscando la mejor oferta. Porque viajar no es barato, y la economía no está para tirar cohetes. Por eso siempre busco la mejor oferta para poder visitar la ciudad escogida sin tener que donar un riñón. Truco: Si no habéis tenido tiempo y os da igual el destino, os recomiendo páginas como Drumwit o Waynabox. Ellos harán todo el trabajo por ti a un precio más que asequible. Com ellos he visitado ciudades como Milán o Lyon. Maravilla.
  • Te vuelves una experta en el método de Marie Kondo para hacer la maleta. Porque para unos días no vas a facturar, así que te has convertido en una crack en eso de meter todo lo que necesitas en una maleta minúscula.
  • Llenas tu maleta de ropa que no te acabas poniendo. Eso es así. Siempre hay alguna prenda que finalmente no te pones. Los porsiacaso los carga el diablo, por mucho que hayas practicado con Marie Kondo.
  • Te tragas todos los programas de callejeros viajeros, españoles por el mundo o lo que se tercie que esté relacionado con la ciudad que visitas. Porque mirar por internet está muy bien, pero si eres visual como yo, estos programas te dan la vida.
  • Te haces una lista de cosas que quieres visitar. Después de una búsqueda exhaustiva por internet, de leer mil post de viajes y de ver todos los programas habidos o por haber, por fin elaboras tu lista de imprescindibles.

    Habemus lista definitiva
  • Siempre te dejarás algo en casa. Puede ser importante o insignificante, pero siempre pasa. Yo me he dejado auriculares, paraguas, maquillaje, cremas, cargadores, ropa… De todo lo habido y por haber.
  • Acabas pateando como si no hubiera un mañana. ¿Hay mejor manera de visitar una ciudad que no sea andando? Así puedes vivirla en todo su esplendor. Y ya de paso hacer en tres días todo el ejercicio que no has hecho en 3 meses.
  • Acabas con dolor de piernas, de pies, con ampollas y zonas de piel quemadas por el sol. Consecuencia del punto anterior, claramente.
  • Acabarás comiendo en algún momento en un McDonald’s, Burger King o otra cadena que se tercie. Porque no hay nada mejor que viajar a otra ciudad para comer en sitios de comida rápida. Parece que te sientes un poco como en casa y todo.
  • Si viajas en pareja, lo de follar ya si eso para la vuelta. Porque acabáis tan petados de estar todo el día andando, que de vuelta a la habitación no tenéis fuerzas para nada más.

    Imposible pasar de aquí
  • Analizas con detalle la carta de todos los restaurantes que encuentras a tu paso. Porque hay que comer algo típico de la ciudad que visitas, claro. Pero no a cualquier coste. ¿Os he dicho ya que la economía no está para tirar cohetes?.
  • Para luego acabar comprando cuatro guarradas y montarte un festín en la habitación del hotel. Sí, ya sé que no suele estar permitido, pero todos lo hemos hecho.
  • Acabas contratando un Freetour. Porque es la manera más fácil y cómoda de que te expliquen la historia de la ciudad en un idioma que te sea fácil de entender. Y a parte puedes hasta hacer amigos. Yo os recomiendo Civitatis.
  • Si tienes desayuno incluido, cada mañana es una fiesta. Mi comida favorita del día, siempre son los desayunos, así que cuando viajo, me pongo hasta las botas de todo lo que puedo y más.

    Felicidad en estado puro
  • Acabas comiendo un bocadillo mientras andas y visitas la ciudad. Bueno, quizás en esto afecte el punto anterior. Con todo lo que he zampado de buena mañana, soy incapaz de meterme tres platos entre pecho y espalda al mediodía.
  • Te maldices por haber abandonado el inglés. Porque cuando viajas a un país extranjero es cuando realmente te das cuenta de lo necesario que es. Y te haces el propósito de retomarlo en cuanto vuelvas. Aunque el propósito no viaja contigo de vuelta a casa.
  • Cuando llega a su fin, de repente te invaden unas ganas locas de volver a casa. Porque sí, viajar y conocer mundo está muy bien. Pero a veces es agotador y como en casa, en ningún sitio.

Y a vosotras, ¿También os pasan todas estas cosas cuando vais de viaje?