Muchas mujeres hemos pasado por el dolor de perder un embarazo. Sufrir un aborto espontáneo es muy habitual, sobre todo en el primer trimestre de gestación. La mayoría de los abortos ocurren porque el feto no se estaba desarrollando como debería, muchas veces por una malformación cromosómica. Pero que sea algo muy común y provocado por un problema en el feto, no quiere decir que no sea algo doloroso para la mujer que lo ha sufrido. Cuando buscas un bebé, desde que ves el positivo en la prueba de embarazo, la alegría se hace patente. Empiezas a planear cuando nacerá, cómo será, si será niño o niña… por eso, perder un embarazo, aunque estuvieras de muy pocas semanas, es perder un bebé.

Tras sufrir un aborto, muchas parejas deciden seguir buscando el deseado bebé. Pero cuando se logra un nuevo embarazo lo más común es que la angustia y las dudas nos vuelvan a invadir. ¿Esta vez saldrá bien? ¿Lo volveré a perder? Es imposible saberlo. Pero también hay que tener en cuenta que cada embarazo es único y que no necesariamente tendrá los mismos resultados que el anterior.

Tendrás momentos de júbilo y de esperanza, pero también de estrés y de ansiedad. Inconscientemente harás cosas en tu embarazo que jamás habrías hecho si previamente no hubieras pasado por un aborto. Algunos de esos actos son:

Vigilar constantemente si estás sangrando – cada vez que vayas al baño, mirarás el papel con el que te acabas de limpiar para ver si está manchado. Es muy normal que durante el embarazo el flujo aumente, pues cada vez que te notes más mojada de lo normal, irás corriendo a mirar si es flujo o sangre.

Cada ecografía será una prueba de fuego – Irás con pánico a las ecografías. Con terror de escuchar las horribles palabras de “no hay latido” o de que te digan que tu bebé tiene algún problema.

No disfrutarás de los momentos felices – Un positivo en el test de embarazo puede ser la noticia más maravillosa del mundo, pero tras un aborto sentirás más miedo que alegría. Dar la noticia de que un nuevo ser está en camino te resultará difícil. Y un montón de cosas más que te debería poner eufórica, te provocarán mucha ansiedad.

Atenta, en todo momento, a los movimientos del bebé – Cuando empieces a notar a tu pequeño, estarás obsesionada con no dejar de notarlo, hasta límites enfermizos. Muchas mamás además se comprar un doppler fetal para escuchar los latidos del bebé en casa, pero esto se puede convertir en casi una obsesión.

No querrás preparar las cosas del bebé – En la recta final de tu embarazo tienes que preparar las cosas que necesitará tu hijo cuando nazca, la bolsa del hospital, ropa para las primeras semanas, montar la cuna, el carro… para algunas mamás esto puede ser verdaderamente abrumador. El miedo a volver a casa sin tu bebé está latente cuando has sufrido una pérdida.

 

Es comprensible que después de este tipo de experiencia, el siguiente embarazo pueda ser muy angustiante y estresante. Pero también es importante trabajar en la gestión de la ansiedad y el estrés, ya que tu estado de ánimo puede afectar negativamente la salud del bebé. Si es necesario, habla con un especialista y pide apoyo emocional a tu familia y amigos. Y sobre todo confía en ti misma, en tu cuerpo y en tus habilidades como madre.