En mi familia hay gente gorda, hay mucha gente no canónica y la gordofobia está a la orden del día.

Ver una tienda de tallas grandes y decir «Yo no me visto ahí porque es de gordas» es como decir «Hola ¿qué tal?» Y os aseguro que vivir con la presión de ser gorda y no poder entrar en una tienda de tallas grandes es bastante frustrante.  Pero un día dije basta.

No recuerdo la última vez que entré a un Bershka o tienda por el estilo. Supongo que fue cuando dije basta al hecho de sentirme mal por no entrar en la mayoría de sus prendas. Supongo que fue cuando ese hecho convirtió el ir de compras con las amigas en una especie de autodestrucción. 

Si recuerdo haber dicho «no me gusta cómo me queda» por vergüenza a decir «no me cabe». Y recuerdo como si fuera ayer la culpabilidad y frustración que sentía. 

Tengo la suerte de haber dado con gente que vale la pena. Que me ha hecho preguntarme por qué me sentía así y porque era yo y no los demás los que tenían el problema. Y esa gente, sobre todo las gordes empoderades, me hicieron creer que tenía el derecho a sentirme guapa, sexy y a vestirme como una chica de veinte años. Me dieron las fuerzas necesarias para entrar por primera vez a un Violeta, para comprar en Asos, en Shein y posteriormente en M&S. Y menos mal que lo hicieron. Porque ese día, el día que entre por primera vez en una tienda de tallas grandes, me reconcilié un con la moda y conmigo misma.

Llevar prendas al probador como para pasar el tope permitido me parecía una maravilla, ver ropa juvenil para mí parecía una puta fantasía. Elegir que me llevaba para no pasar el presupuesto me parecía imposible acostumbrada a llevarme lo poco que me sentaba bien. Salir de esa tienda con mi bolsa cargada de prendas nuevas cambio mi manera de relacionarme conmigo misma. Me creí por primera vez que yo merecía y podía sentir esa sensación independientemente de cual fuera mi peso.  ¡Me río yo de Pretty woman! 

Y no, yo no gané ninguna guerra ese día, pero sí me sentí con fuerzas para librarla. Y ese fue el primer paso hacia la persona que quiero ser. Actualmente vivo en un constante aprendizaje de autoestima y autocuidado. Hay días en los que olvido esa sensación y necesito volver a buscarla en sitios como este. En gente como tú que cada día se supera, se quiere, se cuida y vive para ella y no para los demás. Es necesario romper con lo canónico, con lo establecido. Es necesario olvidar la palabra normal y hablar de posibilidades u opciones y eso solo se consigue reivindicando, dando guerra a quienes se niegan aceptar que existimos y nos queremos gordes, con estrías, celulitis, con pelo, con cicatrices, despeinadas y sin necesitar la aprobación de nadie para salir ahí y comernos el mundo. 

Personas no canónicas del mundo, formamos parte de esta sociedad y nos merecemos un sitio en ella. Nos merecemos representación cinematográfica, representación literaria, representación en el mundo de la moda, merecemos que nadie nunca vuelva a sentir vergüenza de sí misma. 

 

Iris Muñoz 

@lavidaencaravana