Cuando alguien abusa sexualmente de ti se crea una sombra permanente en tu cuerpo de la que es muy difícil librarse. Quien ha vivido por algo así sabe de lo que hablo, y quien no puede hacerse una ligera idea de lo que es. Te cambia, te transforma y te queda esa mancha para siempre, una desconfianza y una herida que tarda en cicatrizar. Y cuando la persona que te cambió la vida de esta manera forma parte de tu familia escapar se hace aún más cuesta arriba.

Mi herida se hizo hace ya bastantes años atrás, quizá más de 15. Me atreví a hablar hace unos 7 años. Y no sé para qué, si nunca se le dio la importancia que realmente tuvo. Mi primo mayor abusó de mí, a lo largo de un verano que ahora se ve un poco borroso, creando de una niña una mujer rota con sus respectivos daños que se quedarían para siempre en mí.

Rompió mi inocencia, forzó mi cuerpo y jugó y manipuló para que no abriera mi boca. Y sentí que cuando lo hice fue muy tarde. Callé y tuve que seguir viéndole, mientras que me estremecía al estar cerca de él. Empecé a actuar raro y en mi familia empezó a verse como que era «rara» y poco social, que era muy seca. También empecé a separarme de mis tíos y mis abuelos y no quería ir a los encuentros familiares. Y no se entendía nada. Pero cuando dije lo que había pasado tuve que seguir pasando por lo mismo. Se pensó que eran cosas de críos, que esas cosas son comunes a veces en las familias. Y aunque al inicio si hubo cierto respeto por si no quería ver a esta persona, con el tiempo se perdió la importancia. “Es que había que estar con la familia”, si no estaba mal, volvía a ser la rara. “La familia es lo primero”. Y me vi en la misma casilla de antes, en un laberinto sin salida.


Supongo que cuando pasan los años, las infinitas consultas de terapia y empiezas a tomar las riendas de tu vida, el dolor se ve más lejano. Lo que sí sé es que es un tema que se traspasa a todas las facetas de ti y te marca en cómo te relacionas, te convierte en una mujer insegura, pequeña, a veces asocial. Tus relaciones sentimentales se tienen que trabajar el doble, tu relación con el sexo será algo difícil, sí o sí. Y tu entorno tiene que entender por lo que has pasado, tiene que entender que estás pasando, para poder acompañarte a sanar.

Y priorizarte a ti, antes que a la familia. Entender que esto es clave, que tú vas por delante de esto. Que si hay que salir corriendo se huye, y quien realmente te quiera te dará la mano y tirará de ti cuando no tengas más fuerzas. A veces la familia se crea, y salir de quien te dañó es sanar. Así que si lo has pasado, no tengas miedo de salir de ahí.

 

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