Ana (39) lleva 2 intentando ser madre, el mismo tiempo que hace desde que su pareja, Álex (40) recibió el alta oncológica. Querían tomar la decisión de ser padres cuando todo estuviera bien, porque desde el principio supieron que él se recuperaría. 

Aunque a la pareja de Ana no le afectó la quimio a su capacidad reproductiva, el tiempo sí pasó factura a los dos y llevan varios abortos de repetición tras otras tantas gestaciones espontánea a las espaldas.

Después de una procesión por diferentes centros de fertilidad, la doctora que más confianza les ha inspirado les ha recomendado ir a donación de óvulos. Los óvulos de Ana son escasos y de baja calidad. Pero se lo tienen que pensar. Es una decisión muy importante en la vida de ambos. Concretamente son dos decisiones: ser padres y hacerlo de una manera diferente a como lo habían planeado.

Patricia (33) y David (38) ya han dado el paso. Gracias a un donante de semen serán papás el mes que viene. Para ellos el tratamiento fue rápido y sencillo. Sabían que David tenía un problema en su capacidad espermática porque en su anterior relación ya había realizado una visita preconcepcional a un centro de reproducción. Sus espermatozoides eran “vagos”, le dijo la doctora interpretando su espermiograma.

Después de 6 meses de relaciones sexuales sin protección, por si las moscas, acudieron a una clínica de Alicante y allí comenzaron con todo el proceso. Pruebas de ambos, selección del donante… en un mes recogieron su beta positiva. Es un niño y se llamará Miguel y no es el único de su familia que fue concebido in vitro. Su prima Ángela (2) también es fruto de la reproducción asistida, porque el hermano de David también tenía un problema muy parecido.

No todas las parejas llegan hasta el final ni lo consiguen. Javier (44) y Nuria (40) llevan ya 10 años de lucha y tratamientos de reproducción asistida a sus espaldas y sus bolsillos. Han decidido que su búsqueda acabó el pasado mes de febrero cuando recibieron el último negativo, tras la transferencia de sus últimos 2 embriones.

“Todos los casos son únicos pero comparten vivencias muy similares. La incertidumbre, la espera, el deseo de ser madre, el miedo, el enfado, la frustración de no conseguirlo de manera natural, la meta… llegar o detenerse. La infertilidad en nuestros días es una enfermedad que afortunadamente tiene remedio en muchos casos pero no en todos y cada uno lo gestiona como puede, no es fácil”, explica Helena Fernández, presidenta de la asociación para pacientes Red Nacional de Infértiles (RNI).

Ana, Patricia y Nuria son asociadas de Red Nacional de Infértiles y junto a 1699 mujeres más se acompañan, se ayudan y sobre todo se organizan como una voz autorizada en una sociedad como la nuestra que tiene cientos de miles de casos con nombres y apellidos. 

“La red nació para visibilizar un problema que ahora nos parece menos tabú que nunca pero que sin embargo queda mucho por sacar a la luz”, aclara la presidenta de RNI.

Aunque la edad media de la paciente infértil se sitúa en los 37 años, o al menos esa es la cifra que apunta el Registro Nacional de Actividad – Registro SEF que recoge anualmente toda la actividad de las clínicas de reproducción asistida, en esta cruzada hay pacientes de todas las edades: desde los 20 años hasta los 49 años.

En un momento en el que los nacimientos están en mínimos históricos, la porción de la tarta de niños que nace gracias a un tratamiento de reproducción se espera que roce el 10% en los próximos meses (el 9% en 2018). Pero esto no quiere decir que 1 de cada 10 mujeres en edad reproductiva tenga un problema de infertilidad, según la OMS en países desarrollados como el nuestro se estima que la prevalencia sea 1/4. 

Podemos mirar ese 9-10% como algo muy grande o como algo muy pequeño. Yo lo veo muy grande cuando pienso en la proporción de nacimientos in vitro sobre el total, pero lo veo muy pequeño cuando me doy cuenta de que no todas las mujeres pueden acceder a los tratamientos de reproducción. La Seguridad Social debería de abordar esta área de manera más universal, con menos condiciones, como en otras especialidades”, añade Helena Fernández.

2021 prevé ser uno de los años con menos nacimientos. Solo en los primeros meses del año han caído un 8%, según datos recientes del INE. Seguramente muchas parejas habrán pospuesto su intención voluntariamente pero otras muchas no han podido llevar a cabo su tratamiento por los cierres de los servicios de fertilidad y los hándicaps del virus.

Mientras todo esto sucede Red Nacional de Infértiles está más al pie del cañón que nunca, peleando por todos los derechos de sus asociadas y visibilizando una realidad enorme: el derecho a ser madre cuando los niños no llegan de París.