A veces, todo nos sale bien. Las piezas del puzzle encajan poco a poco, sin mucho esfuerzo, porque es “como tiene que ser”. Y, aunque parte de nosotros se acojona al pensar en sí se va a derrumbar, una voz nos dice “eh, todo va a salir bien, disfruta del momento”. Y luego…hay veces que no. Hay momentos en los que simplemente la mala racha parece que nunca llega a terminarse.
De repente, tu pareja te deja. Cuando ya empiezas a salir del pozo, te echan del curro. Y así sucesivamente con millones de cosas encadenadas: te roban el móvil, tu madre se pone enferma, pillas paperas, cistitis, candidiasis…Te gastas todos tus ahorros en un móvil nuevo y se te rompe la pantalla aun llevando protector y funda. Tu ex novio se acuesta con media ciudad y todo el mundo te lo cuenta. Y todo eso, en menos de un año.
Te encuentras sin saber qué decir. La misma voz que te decía que todo iba a salir bien te grita que ni lo intentes. Te echas a llorar de la impotencia. Te preguntas “¿por qué a mí? ¿qué he hecho para no salir de esta mala racha?”
No puedes más.
…
Eh, respira.
Todavía puedes. Te siguen funcionando los pulmones, te bombea el corazón, te sostienen las piernas. Estás aquí.
Recuerda que la felicidad no es la pantalla final del juego. No va a haber un momento de felicidad infinita en tu vida. Está en las pequeñas cosas. En tirarte en el sofá con tu gato/perro/nutria/compañero de piso y ver una película. Hacerte tu plato favorito. Salir un finde de la ciudad y volver a casa de tus padres sólo para que te mimen. Irte de cervezas y perder la noción del tiempo. Mirarte al espejo y sonreír. Eres feliz por lo menos un ratito al día, aunque ahora todo lo malo parezca tan grande que te tapa todo.
Da un paso atrás. Recalcula. No te centres solo en la mala racha que estás pasando AHORA. Cambia de perspectiva. No pienses en lo que pasa, sino en lo que eres, en lo que has conseguido. Vale que lleves unos meses malos, pero eres una persona de puta madre. Y a tu alrededor tienes miles de cosas que lo demuestran: El gilipollas de tu ex te dejó, pero tienes un grupo de amigos que te apoya. Tienes problemas con tu familia, pero sabes que siempre estarán ahí cuando más lo necesites. Y así con todo. Superaste mierda antes y la superarás ahora.
Y si ves que nada te sonríe, hazle caso a la meiga oficial de Weloversize y pon un vaso de agua con azúcar debajo de la cama por la noche. Eso sí, me ha dicho que no suma, así que no intentes poner una garrafa.
