Tengo la teoría de que durante los meses de invierno apetece más follisquear. Sales a la calle a comprar los regalos de Reyes y se te duermen las manos del frío que hace. Llegas a casa, te tapas con la manta y empieza la fiestuqui sexual para entrar en calor. Supongo que eso es lo que les sucedió a mis padres, porque amigas mías, el 26 de agosto es mi cumpleaños. Qué bien, ¿no? ¡PUES NO! Cumplir años durante los meses de verano es auténtico coñazo y hoy os vengo a contar por qué.

1. Todo el mundo está de vacaciones

Tu quieres celebrarlo con tus mejores amigos, pero no puedes porque Juan está con su novia en Ámsterdam, Julia y Claudia se han ido a pasar el fin de semana a Gijón, Mario está en un festival y Lucía, que vive en otra ciudad, tiene que currar el fin de semanas. Al final acabas haciendo una fiesta a la que sólo va tu familia, que la quieres mucha pero también la tienes muy vista.

2. Si eres pobre y no tienes piscina estás jodida

Lo guay del verano es hacer una fiesta en la piscina con colchonetas de unicornios, cocktails en vasos monísimos y gafas de sol con formas divertidas. El problema es que ni tú ni ninguno de tus amigos tenéis piscina. Bueno, sí, Juan, pero está en Ámsterdam. No pasa nada, tus padres, hermanos, abuelos, tíos, primos y os iréis de merendola al río.

3. La gente está a su bola y se olvida de tu cumpleaños

No les puedo juzgar, a mi me pasa lo mismo. No sé en qué puñetero día del año vivo y se me olvida felicitar a la gente. Tienen suerte si San Facebook hace su función y me avisa, pero si eres una rancia como yo y tienes quitada la fecha de cumpleaños de tus redes sociales no esperes que te felicite mucha gente. Menos mal que tu tía Angelines siempre se acuerda.

4. En las fotos pareces un Gusiluz por el sudor

“Chusita Martín te ha etiquetado en una foto”. Abres Facebook, ves un ser grasiento y te cagas en tu prima Chusita y en la madre que la parió. El sudor no es estético, así que intentas ponerte un montón de polvos compactos en la cara que tapen la grasa que sale por tus poros. El resultado es peor, porque se forma una costra que parece lepra. Cero dramas, siempre smile.

5. Los regalos son una mierda (o directamente no hay regalos)

Cuando eres pequeño los regalos son… ¡Material escolar! Yuuuupi, ya tienes una agenda, tres estuches, dos mochilas normales, una mochila de ruedas, ocho mil rotuladores Edding, el pack de bolígrafos de colores de Stabilo y una carpeta de Mafalda para el próximo año. Luego creces y empiezan o bien a regalarte ropa de verano que no te pondrás hasta el año que viene (y que no te valdrá) o bien ropa de invierno que no podrás ponerte hasta dentro de tres meses (y que no te valdrá).

6. Sales de fiesta y piensas “¿Esto es The Walking Dead?”

Si vives en Ibiza eso debe ser el desfase, pero si vives en Castilla y León que de por si está despoblada así que imaginaos en invierno… Pues eso parece una escena de The Walking Dead. Los bares vacíos y en la calle sólo está el típico yonki que sale religiosamente todos los fines de semana. De verdad, universo, hay un punto medio entre una discoteca hasta el culo de gente y una discoteca sin un alma.

Contadnos en comentarios cuando es vuestro cumpleaños.