Tener amigas que te respetan y no te juzgan es el mejor tesoro que se puede tener en la vida. Esas que están sea cual sea tu locura y que te recogen si es necesario. Las amigas que sin estar de acuerdo o compartir tus acciones te dicen “aquí estoy”. Son jodidos diamantes de esos que no abundan.

Y un buen día le digo a una amiga, “he abierto mi relación y estoy en Tinder” y me contesta, “estoy aquí para lo que necesites, puedo ser tu persona, a la que le mandes ubicaciones, teléfonos y con quien quedas”. Olé su papo. La quiero. 

Al resto del grupo reconozco que tuve más reticencias, sí temía su reacción y en cualquier caso no quería decirles nada hasta que mis folleteos fueran reales para que no me importase o coaccionase su opinión. Pero son tan maravillosas que aparte del vacile, las risas y la sorpresa… Lo entendieron muy bien y dijeron algo así como “si es lo que tú necesitas y está todo acordado por qué nos va a parecer mal?”. Pues nada, unas copas y nuestra primera juerga postpandémica mirando Tinder para solteras y casadas. De traca. 

Y es que somos algo así como las chicas de Sexo en Nueva York, cada cual más diferente a la anterior en el que yo soy Samantha aunque esté casada y con descendencia como Charlotte. Un grupo totalmente heterogéneo en gustos, ideas, necesidades… y que se quiere y respeta con locura y puede reír sin parar jugando a la mímica, hablando de polvos o de la falta de ellos y está bien. Todo bien.

Nunca me olvidaré de que a la que más miedo le tenía fue la que si cabe, más me sorprendió teniendo claro que es también la más diametralmente opuesta a mí. Lo que es la amistad, la vida y la hermandad entre mujeres… Sí, la sororidad y el apoyo entre mujeres existe y yo tengo la prueba.

Verás tú cuando les cuente próximos capítulos que se vienen si la amistad todo lo puede o me piden cita en el psiquiátrico…

Por Bryn the Valkyrie

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