Que no existe el amor, dicen. Y yo me río, ¡JA! 

Pues claro que el amor existe, lo que pasa es que la idea del amor la tenemos tan irreal y distorsionada,  que quizás nos estemos perdiendo las oportunidades de sentir, de que se nos mueva el suelo al andar y  de sentir mariposas en el estómago hasta el punto que incluso te dan ganas de vomitar. 

Vamos a ver, ¿quién fue el que dijo que el amor para toda la vida existía y que había que pasar el resto  de tu vida junto a esa persona? ¿Quién puso esas expectativas tan altas, y si no las cumples resulta que has fracasado? Voy a ir a buscarle a su casa, llamaré amablemente al timbre y le dejaré que se explique.  No creo que me convenza, pero igualmente las ganas que tengo de decirle cuatro cosas bien dichas, no  me las quita nadie. ¿Puede ser que los negacionistas del amor nunca lo hayan vivido y por eso reniegan? ¿O que de verdad piensen que, si lo sientes solo se vive una vez como cantarían las Azúcar Moreno?  

El amor no es de un solo uso, el amor te puede llegar en cualquier momento, y al igual que llega, se va, y  no por eso, hay que llamarlo fracaso.

Para mi el fracaso es otra cosa como, por ejemplo, mi generación  que no levanta cabeza. ¿Acaso no fue aquel primer amor adolescente un amor de verdad? O aquel amor  de verano, del que todavía te acuerdas con mucho cariño y en ocasiones, hasta fantaseas de lo que  puedo haber sido, y no fue. No entiendo, ni comparto la creencia de que sólo exista un único amor de  verdad, no puede ser. Si somos capaces de enamorarnos de lugares, del arte en cualquiera de sus  expresiones, de sabores, olores, ¿cómo no va a ocurrir lo mismo con las personas? El mero hecho de  negarlo, ya te está limitando a vivir la experiencia, la cual te recomiendo que abraces fuerte, porque esa  sensación, a pesar de que luego exista el riesgo de algún rasguño, es una de las más bonitas del mundo.  Te da hasta un brillo en la mirada que es gloria bendita. De hecho, todo tu ser brilla.

El alma gemela, no  es solo una, estadísticamente con el total de la población mundial, es imposible que solo sea una. Tiene  que haber muchas almas gemelas para cada uno ahí fuera, incluso almas gemelas que solo sean  temporales. ¿O acaso nos hemos olvidado de aquellas amistades de la infancia a muerte, y al final cada  una tomó su propio camino? O del amor profundo que se les profesaban a actores o cantantes, y que el  tiempo borró de nuestras cabezas y de nuestras paredes y/o carpetas.  

Y aquí no estoy hablando del amor que se construye, del que poco a poco va germinando en ti. Hablo, y  doy voz, a esos amores que llegan de repente, que pueden incluso durar solo un ratito, pero que forman  un torbellino en tu interior, que te dan alas y te hacer volar (y soñar) muy alto. A veces funciona, otras  no, a veces ya lleva impresa la fecha de caducidad desde el principio; a veces se rompe o incluso, lo  rompemos nosotros mismos, pero nada de eso, hace que deje de ser amorsitodelgüeno. Fue hace  mucho, pidiéndole a mi psicólogo que me ayudara a comprender lo que me estaba ocurriendo, y de bien  adulta, cuando me abrió los ojos: ¿Te has planteado que es la primera vez que te has enamorado?  Imagino que mi cara se convirtió en un poema: y entonces, ¿qué era todo lo demás? ¿No era amor? 

Tras una intensa sesión, conseguí desgranar el secreto: Hay veces, aunque no siempre, una persona  hace CHAS y todo cambia a tecnicolor. Y claro que puede haber amores tranquilos, racionales,  construidos y con pilares fuertes, pero hay veces en las que estalla en tu cara. Y sí, hablo en plural  vecesvecesvecesveces, porque es posible y no solo una vez, si no alguna que otra más. Lo que no sé exactamente es cuántos. La vida es muy larga y el mundo es muy grande, y que yo sepa, nadie hasta  ahora ha hecho un estudio holístico del planeta en busca de la proporción real de compatibilidad  instantánea.

Así que, si me lo permites un consejo citando a una canción: Ama, ama y ensancha el alma.  Que es probable que esos amores, sean los que te enseñen a valorar lo que de verdad te mereces, y eso,  lo es absolutamente todo.

Paula May