Siempre he tenido confianza con mi madre. Me ha escuchado y me ha apoyado cuanto ha podido, lo que yo valoro y agradezco. La considero una mujer sensata, pero no deja de haber choques intergeneracionales que contraponen nuestra visión de la vida. Y uno de estos desencuentros está relacionado con la maternidad. 

Hace unos meses yo estaba atravesando una mala racha. Había cosas en mi vida que no funcionaban bien y que me hicieron cuestionarlo todo, pero la incapacidad para entender qué me pasaba y cómo podía gestionarlo me provocó bajones muchas veces. Todo empezó a ir mejor cuando comencé la terapia, y a día de hoy creo que el cambio a mejor ha sido significativo. 

Los bajones ya no son tan continuos ni me sobrepasan tanto, aunque no todos los días se tiene actitud positiva y buen humor. Y fue en uno de estos días de nubes negras cuando compartí con mi madre lo cansada que me encontraba a veces, a lo que ella sugirió:

Yo creo que ser madre te ayudaría a sacar fuerzas de flaqueza. Lucharías por esa criatura y verías la vida de otra manera. 

No me cabe duda de que ser madre es la experiencia más intensa que una mujer puede vivir en su vida, para bien y para mal. Y he oído a muchas personas decir que, al convertirse en madre/padre, muchas cosas adquirieron sentido, como si todo se hubiese alineado y, de repente, encajara. Algo a lo que, por supuesto, yo no le pongo una sola coma. No voy a invalidar las emociones o las vivencias de nadie, pero está claro que no todo el mundo quiere o tiene que pasar por eso para sentir que se ha desarrollado personalmente. 

Considero mucho más egoísta tener hijos/as para tener retos y ganas de luchar que no tenerlos. ¿Traer una vida al mundo para salvar otra? No. No lo veo para nada. 

Y todo esto partiendo de que en ningún momento le dije a mi madre que yo no tuviera ganas de luchar, eso fue algo que interpretó ella. Tengo proyectos ilusionantes por delante, personas que me llenan y ganas de vivir nuevas experiencias. 

  • “¿Me vas a dejar sin nietos?”

Estoy en la mitad de la treintena. Lo que antes eran comentarios y preguntas aisladas sobre mis planes de futuro, más curiosidad que otra cosa, ahora se está convirtiendo en acoso y derribo. En presión palpable y notoria. 

Mi padre, hombre justo y ecuánime que nunca se mete en nada, ya me ha expresado su insatisfacción ante la idea de quedarse sin nietos por mi parte. Mi hermano, que fue padre hace unos meses, quiere convencerme para que no me quede sin vivir la experiencia

Más elocuente, y también más irritante, fue la conversación que tuve con una amiga de mi madre, ambas de pensamiento similar. 

No vayáis a ser como la gente esa de los perritos, ¿eh? -nos dijo a mi pareja y a mí hace poco. 

Ganas me dan de decir que somos estériles y pobres, a ver si evitamos ciertas preguntas sobre la maternidad/paternidad y los consejos sobre qué hacer para tener lo que la naturaleza, presuntamente, nos ha negado. 

Pero no, no tengo por qué mentir. Con toda la serenidad, digo: 

-La de ser padres no está entre las experiencias que queramos vivir, de nunca. Y creo que hay que tenerlo muy claro para serlo, por el sacrificio que genera y a todo lo que hay renunciar. No me llama la atención la crianza tanto como para que ese sacrificio me rente. 

Si alguien lo considera egoísta, es enteramente su problema.  

  • Arrepentimientos tras ser padre/madre

Tengo demasiados testimonios sobre personas que consideran que mi vida no estará completa hasta que no tenga hijos/as. Me gustaría escuchar también a la otra parte, a personas que me digan que no, que ser padre/madre no es lo mejor que le ha pasado, que ya era feliz antes y podría haber seguido siéndolo. Necesito a personas que sean honestas y me digan que no compensa. Que lo hagan con toda la sinceridad y sin temor a ser juzgadas. 

Algún testimonio de este tipo sí que me han dado, porque poco a poco se va levantando el tabú. Por eso un amigo me dijo en una boda reciente que ser padre está sobrevalorado, y que él adora a sus hijos, pero también siente que podría haber sido feliz sin ellos. Y una amiga me ha dicho que perfectamente podría invertir más tiempo en ella y en su desarrollo personal si no los hubiera tenido. Y mi vecina, que además es psicóloga, me ha dicho que no, que ser madre no es lo mejor que me puede pasar

Pero aún me gustaría que alguien viniera a contarme que tuvo hijos/as en un momento de su vida en el que no se hallaba, como me pasaba a mí, y fue un error. Que adora a su hijo/a, sí, pero que él/ella no le dio las respuestas que necesitaba y que le gustaría haberlo sabido antes. Porque, por otra parte, vaya carga para las pobres criaturas venir a llenar los vacíos existenciales de sus padres/madres

Me queda mucho que aguantar, según preveo. Y creo que, cuando a ojos de la sociedad se me haya pasado el arroz, será peor. Ya me puedo ir preparando.  

Azahara Abril.