Laura Velasco, la concursante transexual de GH Revolution, se ha convertido en noticia por su identidad de género, como ya comentamos anteriormente. Dentro de la casa, Laura decidió mantener su identidad en privacidad, pero Dani, otro concursante que entró más tarde y conocía el pasado de Laura, decidió sacarlo a la luz y contárselo al resto de habitantes para usarlo como arma arrojadiza.

El otro día en el debate se expusieron estas imágenes, sobre una conversación donde varios concursantes arrinconan a Laura para que confiese su transexualidad e incluso Carlos le pregunta si no ve mal que una persona transexual oculte su condición.

¿Veis este acorralamiento medio normal? Que Dani, un chico que ha hablado abiertamente de su homosexualidad, le pregunte a Laura si ha visto «La chica Danesa» (que habla de la primera operación de cambio de sexo de la historia), cuando en algún momento de su vida él también ha tenido que vivir momentos de miedo y discriminación, me parece que demuestra una falta de empatía gigantesca.

¿Desde cuándo ser transexual implica tener «obligaciones» adicionales? Me aburre la creencia de que quienes no somos normativos tengamos la obligación de «salir del armario» cada vez que conocemos a alguien.  Porque yo no considero como traición o engaño que quienes me rodean no me cuenten cómo ha sido su vida sexual o afectiva.  Y enmarcar la privacidad como ‘engaño’ invoca uno de los estereotipos más odiosos que sufrimos las personas transexuales, que a menudo se usa para la violencia e incluso el asesinato.

A pesar de que vivimos en una sociedad que oficialmente protege los derechos de las personas trans, se siguen produciendo situaciones de agresión y marginación hacia todos aquellos que no siguen los cánones más convencionales. Desde la búsqueda de trabajo, vivienda, pareja o derechos legales.
Muy a menudo, lo que motiva el sacar a alguien del armario es un deseo de perjudicar de una manera o de otra a esa persona. Dani comentó más tarde:
«Laura se va a quedar porque con el premio quiere tener un hijo. ¿Me entiendes lo que quiero decir? Hay cosas que pueden enternecer más y cosas que pueden enternecer menos»
Dani reveló que Laura es transexual para ganarse el favor del resto de sus compañeros. Pero sea como sea la intención que tuviera para arrinconarla, es vomitiva, y deberían hacer algo desde la dirección. Porque si Laura y sus compañeros tuvieran 10 años y estuvieran en una escuela, la situación acabaría en acoso y bullying. Tendemos a querer identificar y etquetar a todo el mundo para saber cómo de igual o diferente de nosotros es. Nos vemos amenazados por lo diferente.
 
Yo como mujer trans, soy de las que opina que para romper el tabú hay que hablar del tabú, pero me ha llevado mi tiempo aprender a ser fuerte y valiente. Y entiendo que para muchas personas llega un punto en el que dejas de contárselo a la gente, porque cuando las personas saben eso de ti, de repente es la clase de persona en que te conviertes. Generas morbo, curiosidad, la gente quiere saber sobre tu vida. Y de alguna forma supera todo lo demás que saben de ti. Ya no eres la chica morena, o la gallega, o la que lleva un bolso de Prada. Eres la trans. Para siempre.
Muchas personas homosexuales consideran salir del armario un momento de liberación, porque compartir su orientación sexual con el mundo hace que se les vea con más autenticidad.  Pero lo opuesto se aplica a veces para las personas trans. Cuando compartimos nuestra identidad, muchos nos ven con menos autenticidad: dudan, investigan o niegan nuestras identidades.
Sacar a alguien del armario, ya sea por su orientación sexual o por su identidad de género, es algo despreciable. Le quitas a esa persona el poder de elección sobre su vida, la desproteges y la abres a la discriminación y al peligro. Depende de a qué edad se haga, además, dejará cicatrices de por vida.
Para que el sacar a alguien del armario pase a la historia, sería necesario que las personas homosexuales y transexuales sientan que el contexto en el que viven va a garantizarles respeto y seguridad. Es decir, que a nivel social esté superado el estigma con el que la homosexualidad y sobre todo la transexualidad ha sido castigada.
Como esto aún está lejos de normalizarse, sólo puedo recomendar a la gente que me lee que respete los límites de la privacidad, sin hacer suposiciones sobre el género o la sexualidad de la persona, que evite preguntas invasivas, desafiando la retórica anti trans, ayudando a establecer tonos inclusivos en el lugar de trabajo y otros entornos y, sobre todo, escuchando a las personas trans para aprender sobre sus experiencias y lo que necesitan para vivir seguros y felices.

@LuciaLodermann

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