Todas las historias de amor a las que solemos estar acostumbradas hablan constantemente de un amor intenso, vivo, que se siente desde lo más profundo de nuestras entrañas, el “amor verdadero” se siente sí o sí, y si no te mueres literalmente por él, es que no es de verdad.

¿Te suena?

Puede que estés de acuerdo con esta descripción del amor, y puede que, si ya has tenido alguna que otra experiencia, te hayas dado cuenta que si, has podido vivir situaciones muy intensas, pero que a la larga, no se convertían en un amor sano o maduro.

Es importante entender también que la gente confunde términos, y tiende a catalogar esa primera fase de la relación como el enamoramiento “bueno” y una vez que eso termina entran en una auténtica crisis.

Esa primera fase, bonita, intensa, fácil, pasional, es solo eso, una FASE, que dentro del orden lógico de las cosas deberá evolucionar al cariño y al cuidado, no solo a lo pasional, porque pensándolo fríamente una pareja no se puede sustentar solo por pasión.

También aquí reside una de las trampas más peligrosas de todas, y es cuando nos embarcamos en una relación que es “intermitente” es decir, que parece que sí, y luego que no, que esa persona nos despierta mil millones de emociones y sentimientos, pero precisamente porque la relación que tenemos es difusa en sus límites y eso nos mantiene enganchadas.

Es el típico tío con el que tienes un par de citas y te encanta, parece que has encontrado al amor de tu vida y desde ahí empiezas a idealizar y a crearte un pensamiento de cómo será vuestra fantástica relación.

Desde aquí te resulta muy difícil ser realista y es cuando no vemos los defectos o las partes de esa persona que no encajan con nostras, y es cuando empiezan los problemas.

Estas relaciones suelen ser muy intensas porque son muy de película, ni contigo ni sin ti, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, pero aún así él no lo tiene claro, o discutís con mucha frecuencia.

¿Y qué pasa en estas situaciones?, pues básicamente que todo es muy intenso, las discusiones son intensas, pero las reconciliaciones más aún, el tiempo que no estáis juntos es sufrimiento, básicamente porque como nunca sabes muy bien cuando le vas a volver a ver, vives pendiente de ese encuentro.

Es aquí cuando se entra dentro de un bucle de idealización y proyección al futuro, “cuando él se de cuenta todo cambiará” o “cuando no discutamos todo irá mejor”, y mientras tanto y no, eso no pasa y la intensidad tanto para bien como para mal de vuestra relación, va creciendo.

Pero te contaré un secreto, te puedes enamorar perdidamente de alguien desde la calma, conociéndoos poco a poco, viendo a ver qué pasa y disfrutando del momento, sin promesas de amor eterno desde el primer momento y sobre todo conociéndoos desde la realidad y no desde la idealización.

Puede que se menosprecie este tipo de amor, porque como no es tan intenso en todo momento, parece que es menos real o que esa persona no te despierta lo suficiente, pero no tiene por qué ser así.

Y si no, plantéate como han sido esas relaciones “tan pasionales” que has tenido, y si realmente no había más drama que amor en ellas.

El amor tiene millones de formas de sentirse y expresarse, y porque esta vez no sientes que tu mundo esta patas arriba o que te vas a morir de amor, no implica que sea menos bueno, si no que probablemente, ahora estés eligiendo desde la calma y eso también es maravilloso.

 

Aida Vallés Psicóloga especializada en sexologia y terapia de pareja

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