Desde que adopté a un cachorro me replanteo si quiero ser madre.

 

Hace ahora cinco meses que adopté a una perra cachorrita. Venía de una camada donde todos los perros eran negros menos ella, que es una mezcla de marrones oscuros y claros. Cuando la traje a casa ella tenía dos meses y medio y era la cosa más bonita del mundo. Bien, yo había tenido perro de pequeña cuando vivía con mis padres, es decir, nunca me había hecho cargo de un perro yo sola. Ahora era distinto.

¿Por qué relacionarlo con querer ser madre? Bueno, Todavía no me he planteado seriamente si quiero ser madre algún día o, en el caso de querer serlo, de qué forma (parto, adopción, en pareja, sola…). Pues creo que después de la experiencia de criar a un cachorro, se me quitaron un poco las ganas. Si, es así. Pasé mucho tiempo decidiendo si adoptar o no, cuando era el mejor momento y lo medité muchísimo hasta que vi que ese momento había llegado. Alguna amiga me comentaba lo complicado que es criar a un cachorro, la atención que hay que darle, lo pendiente que hay que estar etc. Y la verdad es que hasta que no lo vives, da igual las veces que te lo digan, no lo ves.

La perrita los primeros meses no podía dar paseos ya que no tenía aún todas las vacunas, así que empecé con los empapadores para enseñarle a que hiciera ahí sus cosas. La tía mordía los tobillos como si no hubiera un mañana, de repente tareas tan sencillas como hacer la cena o sentarse a cenar se volvieron un estar en guardia constante. También limpiar, hacer la cama o poner lavadoras, parecía que iba a la guerra intentando tender la ropa sin que ella la mordiera. Después los horarios del trabajo, el tiempo que se quedaría sola siendo tan pequeña ¿cómo gestionarlo? Encontré, por medio de una amiga, un paseador de perros para al menos que tuviera un largo paseo mientras yo trabajaba, lo que suavizó la situación. Al principio no llevaba bien lo de quedarse sola pero al final se acostumbró. Por suerte puedo teletrabajar algún día y así estoy más tiempo con ella.

Ahora va a cumplir siete meses, está mucho más tranquila y entre todas las personas que me han ayudado, va aprendiendo a quedarse sola cuando me voy al trabajo, ya no rompe tantas cosas y le encanta dormir.

Desde luego, desde el momento que adoptas a un animal aceptas que empezarás a preocuparte por él hasta el final, es así, es una responsabilidad y hay que meditarlo muchísimo y ver qué opciones tenemos de darle una buena vida. Sobra decir que he tenido la grandísima suerte con ella, porque es buenísima y muy cariñosa, que si bien la etapa más cachorril me estreso con facilidad, ahora estoy muy contenta de haberlo superado junto a ella, verla crecer y crear ese vínculo que sólo podemos crear con nuestros amigos de cuatro patas.

Y si, aún no me he metido de lleno en el tema de decidir si quiero ser madre algún día pero, desde luego, si para mí tener una mascota es algo a meditar con calma, más factores todavía entran en juego a la hora de decidir ser madre: estabilidad, dinero, tiempo, ganas, hacerse mil preguntas…

 

María G.