En la familia directa de Rut, todas son mujeres. Están ella y su madre, su tía mayor, su tía pequeña y las hijas de su tía pequeña.

Su tía mayor siempre ejerció de “matriarca” para ellas. Era la que organizaba reuniones familiares, la que se encargaba de todo cuando la familia lejana sufría algún fallecimiento, ella iba en representación de su familia, se encargaba de enviar flores o lo que tocase hacer.

Siempre fue esa tía sabia a la que todas acudían cuando tenían algún problema. Todas menos Sofía, su sobrina más joven. Ella tenía a su tía bastante atravesada desde que, estando aun en el instituto, la pilló faltando a clase y fumando y se lo contó a sus padres.

El castigo que recibió fue épico, la bronca de sus padres monumental y el odio hacia su tía se le quedó grabado para siempre.

Los años pasaron y, aunque reconoce que hizo lo que debía hacer, nunca pudo sentir simpatía por ella como lo hacían las demás.

Consuelo, la tía mayor de Rut, había heredado las joyas de su madre con la promesa de que las repartiría entres sus sobrinas antes de morir. Ella era la única de las hermanas que no había tenido descendencia por problemas de salud y sus hermanas estuvieron de acuerdo con que fuese ella quien custodiase y disfrutase de las no pocas joyas de oro de su madre.

El caso es que Consuelo se hizo mayor, la distancia con su sobrina pequeña se hacía cada vez más evidente, la frialdad en el trato era palpable… Sin embargo desde que Consuelo enfermó la primera vez, la pequeña ( de más de 40 años eh, no una niña) aparecía siempre el día que le daban el alta para acompañarla a casa y acomodarla.

La primera vez la llevó y pasó la tarde con ella. La segunda vez, tras tres semanas ingresada en que no había ido un solo día a verla, apareció para llevarla a casa y se ofreció a llevarle el collar de oro largo de la abuela a limpiar a su joyero de confianza, pues de llevar tanto tiempo parado estaba poniéndose feo.

Poco tiempo después le llevó los pendientes a ajustar los engarces, pues parecía que se le iban a caer las piedras de un momento a otro…

Y así, poco a poco, Rut, su madre, su tía y su otra prima, ven cómo Consuelo va cediendo a su sobrina más joven las joyas familiares porque no es consciente en absoluto del desprecio que sintió siempre por ella y cómo esas joyas no vuelven nunca.

Se les hace extraño pensar que por una disputa adolescente y por los celos que siempre tuvo de la relación de su tía mayor con el resto de la familia, haga ahora algo tan mezquino y rastrero como robarle a una mujer mayor las joyas familiares aprovechando su enfermedad y su confianza.

No tienen pensado hacer nada por el momento, pues las joyas están registradas y saben dónde las está llevando. Además de que les duele mucho pensar que por algo material va a romper la confianza de su familia y están posponiendo el momento de la bofetada final cuando saben que no les quedará más remedio que romper la relación con su prima.

 

 

Escrito por Luna Purple, basado en una historia real.

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