DIERON LA ESPALDA A MI DOLOR POR QUE ESTOY GORDA
Hace dos años me fracturé el peroné y el tobillo se desplazó de su lugar rompiendo los ligamentos.
Ese fue el principio de mi calvario, no solo por que todo pasó a dos meses de comenzar la pandemia y tuvieron que interrumpir mi servicio de rehabilitación, si no por que, tras rehabilitarme en casa sola sin ningún tipo de supervisión y meses de dolor, cuando pedí ayuda a mi traumatólogo su respuesta fue: tienes que bajar de peso.
La operación salió bien y por suerte mi cuerpo no ha rechazado las placas y tornillos, las pocas semanas de rehabilitación en el hospital me ayudaron a volver a caminar, y me dieron el alta completa al poco de levantarse la cuarentena, asegurándome que los dolores y molestias que tenía eran normales. Así que me fui a mi casa a seguir caminando poco a poco y volver a mi ritmo normal, sin forzar, pero los dolores no cesaron.
Pasó el verano y decidí ver a mi traumatólogo a quien le conté los problemas con mi pie: dolor insistente en la zona interior del tobillo cerca del empeine y mucha hinchazón. Me sometieron a pruebas (radiografías y resonancia magnética), y fue cuando descubrieron que hay una pequeña fisura en el astrágalo que, en teoría, es la que provocaba el dolor. No se puede intervenir quirúrgicamente porque es pequeña y está en un sitio complicado.
La solución que me dan es bajar de peso, y lo veo lógico, ya que entiendo que el exceso de peso es determinante en lesiones que son más o menos graves, por lo que me puse a hacer deporte e intentar controlar con la comida, las dietas no me van, pero cuando dejo de comer ciertas cosas mi cuerpo enseguida lo nota.
Empecé con la bici estática por recomendación del traumatólogo pero comenzó a ser una tortura pues el movimiento al pedalear me dejaba el pie hecho polvo, 35 minutos de deporte y luego 1 hora en reposo porque no podía apoyar el pie, pero lo sigo intentando.
Vuelven a someterme a radiografías y a una resonancia, la fisura en el astrágalo sigue igual, le vuelvo a indicar donde me duele (zona interior del tobillo cerca del empeine), y al fin me examinan el pie a conciencia y de nuevo me vuelve a insistir en el peso mientras me examina y yo me muero de dolor. Su NUEVO diagnóstico es que seguramente el dolor provenga del ligamento, que no se ha curado correctamente. Yo, obviamente, me siento confusa, pues resulta que la fisura en el astrágalo está en el talón (eso no me lo dijo la primera vez) y ni siquiera tiene que ver con el dolor que siento, pero no me dicen nada más solo que adelgace.
En el camino a casa asumo que tendré que hacer deporte con dolor, y también hacer una dieta más estricta. Pero mi cabeza me dice que algo ahí no está bien, los traumatólogos no se quieren molestar en seguir averiguando qué me pasa a pesar de que es el único punto donde siento dolor fuerte y presenta hinchazón, así que decido ir a un fisioterapeuta en mi ciudad.
Nada mas enseñarle el pie y decirle donde me duele, su respuesta, literal, fue: “¿Ahí te duele? No es un sitio donde debería dolerte por una lesión de ligamento”. Eso me deja aún más confusa si es posible.
Me hace una ecografía y ¡SORPRESA! Con la ecografía descubre que hay una fisura minúscula en la tibia. Me pasó el ecógrafo por ambos pies, por comparar, y se veía claramente que, en el pie lesionado, hay un hematoma porque el hueso está sangrando por una fisura que apenas debe tener un milímetro de longitud, pero lo suficiente como para hacerme llorar de dolor cuando subo escaleras.
Sí, es MUY difícil ver algo así en una radiografía o en una resonancia, pero mis traumatólogos, los que me operaron, no solo no supieron identificar DÓNDE estaba mi dolor, sino que ni siquiera se molestaron en averiguar por qué me dolía, se limitaron a aludir a mi peso, no vieron más allá. Y sí, lo sé, tendré que bajar de peso porque fue una lesión grave y aportar peso de más al pie es contraproducente, pero mis médicos le dieron la espalda a mi dolor mandándome a casa para que adelgazase.
Muchas y muchos no vais a estar de acuerdo conmigo en esto, seguramente diréis que los médicos tienen razón, y si, yo no se la estoy quitando, pero que esté gorda y las lesiones de este tipo no admitan sobrepeso no es excusa para no preocuparse por una paciente que insiste en el dolor, o para no solicitar pruebas que puedan confirmar que no hay nada más grave.
Solo doy gracias por haber topado con un profesional que se ha interesado en descubrir que me pasaba, y sí, que me ha recomendado bajar de peso, pero también se ha preocupado de recomendarme tratamientos para acelerar el proceso de curación y paliar el dolor.