La autoestima, esa enemiga que muchas tenemos… Oímos hablar sobre ella en todos lados, nos dicen mil trucos para trabajarla y, ahí está, siempre más baja de lo que debería.

Un día te miras al espejo y dices: “Eh bitch, se acabó ¿tú te has visto bien?”. Y empiezas una lucha contigo misma, día tras día que parece, más bien, una batalla digna de Juego de Tronos.

Porque siempre nos hablan de querernos, de gustarnos y de cómo tenemos que hacerlo; pero nunca nos explican que, para lograrlo, tenemos que pasar por diferentes fases:



1- Etapa Rastreator


Buscas recomendaciones de libros y artículos por internet, preguntas a amigas, consultas cuentas body positive en Instagram y, de un día para otro, te haces con un ajuar de cientos de documentos que comienzas a leer poco a poco, mientras asientes a cada frase que lees y en tu mente repites “qué fuerte”, “estás segura de que esto no lo has escrito tú?”, “que gran verdad” y cosas así. A cada línea que lees te sientes cada vez más segura de comenzar esta lucha y te da un chute de energía brutal.


P.D: Recomiendo enormemente “Gordi, fucking buena”, no es publicidad, es simplemente que para mí fue el “Santo Grial”.


2- El mundo tiene que saberlo


Cuando comienzas a leer sobre todos estos temas y empiezas a ver que no estás sola, que tienen razón, que, incluso solo con haber leído algunos de ellos ya te sientes un poco mejor, tienes la necesidad de hacérselo saber a todo el mundo. Hablas con familiares, amigos y posteas cosas en redes sociales cual Esperanza Gracia dando consejos y aplicándotelos a ti misma. Y si, esto es importante. Háblalo con quien te apetezca, pero háblalo, verás cómo te apoyan e, incluso, ayudarás a gente que no creíais que lo necesitarán.



3- Let’s ready to rumble


Al lío nena, tienes la información y tienes las ganas. Ya has ido notando que durante los días que leías todas esas hojas de información te sentías mejor así que, manos a la obra. Empiezas a decirte cosas que te gustan, empiezas a verte mejor e, incluso, empiezas a ponerte retos y a cumplirlos porque sientes que nada te para. Esa es la fucking actitud.


4- ¡PUM! Ya está aquí la guerra


Llevas unos días on fire y, de repente, ahí esta… esa situación que te hace volver a dudar. No quiero poner ninguna en concreto porque dependiendo de la persona puede ser una u otra: un día te levantas más tristona, ese pantalón hoy no te gusta cómo te queda, las hormonas están haciendo de las suyas, lo que sea… y empiezas otra vez a dudar, las inseguridades vuelven y, por más que piensas en todo lo que has leído, no te vale nada. 

Don’t worry baby, esto es normal, mentiría si dijese que no lo pasamos todas y que los días, semanas o incluso meses de mierda forman parte de nosotras tanto como la pizza de los fines de semana.



5- “Mar en calma en un atardecer”


Pasada toda la tormenta, llega la calma… No estás en la cresta de la ola pero estás en una situación cómoda (como el temazo de Beth para Eurovisión). No te sientes mal ni bien, ni fu ni fa, aunque, en el fondo, agradeces un poco de calma después de todo ese remolino de emociones que has experimentado.



6- ¡Oye tú cuerpo pide salsa!


Si amiga, aquí estás otra vez, con ganas de comerte el mundo. Te levantas un día y dices “nena, estás a tope”. Y vuelves a los días con energía, a tener la cabeza más alta que nunca y, ya no es que te de igual lo que piensen de ti, es que ni siquiera piensas en eso. Porque si, esto es una carrera de fondo pero nosotras somos el jodido Usain Bolt de la autoestima y estamos en este mundo POR Y PARA NOSOTRAS.


Porque si alguien se merece ser feliz con nuestra vida somos nosotras, y es normal que pases por todos los altibajos, no estás loca ni eres bipolar (o si, que tampoco pasaría nada ¡viva la locura!). Es que estás enseñándote poco a poco, estás desaprendiendo para volver a aprender y estás luchando con el mayor y más fuerte de los villanos Disney: tu cabecita loca.


Así que, permítete pasar por todo esto mil y unas veces pero que no se te olvide NUNCA acabar siempre en la número 6: pidiendo siempre un extra de salsa roquefort pa tu body.

 

Sara Zarco