Dramamá: Cuando tu hija pide un cuerpo más delgado por Navidad
En mi familia tenemos una tradición: el 6 de diciembre decoramos toda la casa, merendamos chocolate con churros y escribimos la carta a Papá Noel. Lo hacía con mis padres de pequeña y sigo haciéndolo ahora con mi marido y nuestros hijos. Lo de la carta a los mayores nos viene de perlas para saber qué quiere el otro, así como para ir a tiro fijo con los pequeños. Y a los niños, pues les hace mucha ilusión, obvio. Sobre todo, desde que pueden escribirla por sí mismos.
Después de redactarla la metemos en un sobre chulo, me aseguro de verla para tomar nota de lo que se han pedido y la llevamos al buzón. El día de la Constitución es uno de mis días favoritos del año.
Aunque ahora también es el recordatorio de uno de los momentos más delicados de los que he vivido desde que soy madre.
Dramamá: Cuando tu hija pide un cuerpo más delgado por Navidad
El que tuvo lugar cuando abrí la carta de mi hija de seis años y vi que una de las tres cosas que pedía era un cuerpo más delgado. ¿Cómo se encaja eso? Porque yo lo llevé mal, me dolió en el alma. Ningún niño o niña debería desear algo así jamás. Ni eso ni nada parecido. ¿En qué mundo de mierda vivimos?
Papá Noel no le trajo un cuerpo nuevo, lo que le trajo fueron unos padres conscientes de algo que quizá hubieran visto antes, pero a lo que no le habían dado la importancia que tenía.
Empezamos a trabajar con ahínco en la autoestima de nuestra niña. Lo cual creíamos estar haciendo ya, aunque estaba claro que no tan bien como deberíamos.
Ella no se quejó de no haber tenido todos los regalos que se pidió por Navidad, está acostumbrada a obtener solo una o dos de las cosas que escribe en su carta. Pero sabemos que es muy posible que siga queriéndolo. Lo que sea que le ha hecho pensar que su cuerpo no está bien, sigue ahí. O eso creemos, porque la verdad es que ella nunca nos ha dicho nada. De no haber leído su carta, nunca lo hubiéramos sabido.
Dramamá: Cuando tu hija pide un cuerpo más delgado por Navidad
Puede que sea porque ahora estamos mucho más atentos a las señales y vemos que el disgusto con su cuerpo permanece. Y a nosotros se nos acaban las ideas. Intentamos reforzar su amor propio a diario, ya que no hay nada más que podamos hacer. Sigue una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. Su cuerpo es como es, ni bueno ni malo. Es el que tiene y seguro que pasa por muchos cambios a lo largo de su vida.
No es fácil hacerle entender esto a una persona insegura y acomplejada, pero hacérselo entender a una niña a la que no queremos abordar de frente, yo creo que aún lo es menos.
De modo que, cuidándonos de no hacerlo todavía peor, seguiremos muy pendientes. Y supongo que, si este año repite petición en su carta a Papá Noel, tendremos que pedir ayuda. Porque me niego a dejarla crecer pensando que su cuerpo está mal.
Anónimo
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