El otro día me escribió mi hermana diciéndome que una de sus compañeras de trabajo se casaba y que nos invitaba a ambas a la boda.

Llevan varios años trabajando juntas, y han creado una amistad muy bonita, hasta el punto de invitarla a casa a cenar varias veces, ir de viaje juntas o salir de fiesta casi todos los fines de semana. Como pasaban tanto tiempo la una con la otra, y yo tengo muy buena relación con mi hermana, también acabé siendo amiga suya, así que vi totalmente normal que me invitara a su boda.

amistad

Llevaba varios años con su novio y sabíamos que se casaría más pronto que tarde, pero el problema está en que su boda coincide con un concierto al que íbamos a ir las tres.

Y no es un concierto cualquiera. Se trata de uno de mis grupos favoritos, es el concierto de mis sueños, al que sigo desde pequeña con mi hermana y al que quizá solo tenga la oportunidad de ver una vez en la vida.

Nos hemos dejado una pasta en la entrada, el hotel y el desplazamiento (el concierto es en otra ciudad) y ahora no podemos cancelarlo porque es dentro de poco tiempo. Y a eso habría que sumarle lo que nos gastemos en la boda si al final decidimos ir. Además, teníamos las entradas compradas desde hace dos años, pero por la pandemia se fue cancelando el concierto hasta que por fin este año se va a llevar a cabo. 

Sé que a mi amiga no le hacía tanta ilusión como a mi hermana y a mí, pero ella también sabía lo que significaba para nosotras ir a ese concierto.

Y al final fue ella, junto con su pareja, quien decidió poner la fecha de la boda precisamente el mismo día.

Entiendo que no lo hiciera con mala intención, supongo que tendría que cuadrar fechas con otros asuntos, ver cuando estaba libre la iglesia y esas cosas. Pero ahora mi hermana y yo estamos que no sabemos qué hacer. 

Pregunté a mis amigos qué harían ellos en mi lugar, y se ha generado un debate interesante:

  • Algunos son partidarios de priorizar la boda. Pero no os vayáis a pensar que lo dicen por el valor de la amistad, sino porque les va más la fiesta que otra cosa y son personas que no tienen mucho afán por la música.
  • Otros, sin embargo, preferirían ir a un concierto. Al final, bodas hay muchas a lo largo de la vida, y si la persona que se casa no es alguien de tu familia, o un amigo muy muy íntimo, tampoco es imprescindible acudir. Por no hablar de la pasta que te ahorras.

Yo, la verdad, es que me decanto por ir al concierto. Sé que si voy a la boda me pasaré el día pensando en lo que me estoy perdiendo, pero tampoco quiero quedar mal con la amiga de mi hermana. Le va a sentar fatal si le digo que no voy, y lo entiendo, a mí también me gustaría que vinieran a mi boda. Pero, al fin y al cabo, fue ella quien puso la fecha de la boda el mismo día que el concierto.

Creo que la decisión está más que tomada. Ahora solo me queda convencer a mi hermana y conseguir decirle a nuestra amiga que no vamos a ir sin que se enfade demasiado. 

 

Sexy Sadie