Puede parecer una exageración, pero no lo es. Me rompí el chichi y casi me destrozo también el ano. Vamos a explicarlo.

Varano de no sé qué año, pero hace muchos. Con mi expareja decidimos ir a pasar unos días a un glamping de la costa que se había puesto muy de moda. Hasta ahí todo perfecto.

Uno de esos días él comenta que podríamos ir a un parque acuático que había en la zona, y  aunque a mí en un principio no me pareció buena idea porque tenía miedo de sentirme limitada por mi peso, al final accedí…. ¡Ay! ¡Amigas! ¡¡¡Hacedle caso SIEMPRE a vuestra intuición!!!

Llegamos al parque y de entrada todo perfecto. No era muy grande ni estaba muy lleno, con lo cual no teníamos que hacer grandes colas y si una atracción nos gustaba podíamos repetir sin problema.

El hecho de que no fuera muy grande también era un punto a mi favor, algo que solo las muslonas que hayan andado largas distancias mojadas sabrán por qué lo digo.

Pero entonces llegó esa atracción que me hizo irme del parque a toda prisa. Era una de esas bajadas rápidas, en las que hay varios carriles y se compite con el de al lado. Se coloca a las personas boca arriba, brazos y piernas cruzados y pa’ abajo. Fue entonces cuando la gravedad hizo su parte, y como el peso cuesta abajo siempre va más deprisa, llegó un momento que no pude seguir aguantando la tensión de mis piernas cruzadas y se me descruzaron.

Bajé más de la mitad del tobogán con las piernas abiertas a la velocidad de la luz, sintiendo cómo la fuerza del agua cada vez metía mi bañador más y más adentro. Cuando caí en la piscina final, de repente noté algo muy raro que no sabía describir, pero automáticamente sentía que, literalmente, me cagaba encima. 

Empecé a buscar un baño desesperadamente, mientras sentía que no podía ni caminar. Cuando por fin lo encontramos, entré…. y se vino lo peor.

De repente salió de mi ano una cantidad indecente de agua (que intuyo que había entrado a presión mientras bajaba el tobogán) mezclada con abundante sangre. Pero eso no es todo. A la hora de limpiarme noto que me duele el chichi, miro el papel, y tachaaaaan… totalmente empapado de sangre.

No sé cuánto rato estuve en el baño intentando dejar de sangrar… pero finalmente y tras aplicar mucha presión lo conseguí. Eso sí, de ahí para el camping y el resto de días sin tocar ni de lejos el agua salada.

Por suerte todo sanó correctamente, acudí al médico y puedo seguir disfrutando perfectamente de mi zona genital.

Así que ya sabéis amigas. No dejéis que nada os limite y mucho menos vuestro peso, pero cuando pueda implicar la salud de vuestras partes íntimas, mejor pensarlo dos veces antes de decir que sí a cualquier plan, por divertido que parezca.

Anónimo.