Chicas, os escribo este mail porque he visto en Instagram las fotos que habéis subido del hilo en Twitter el Javier Ruescas, tenéis razón y es absolutamente horrible que hagan pasar a personas por situaciones tan incómodas como la de tener que pesarte delante de una cola de desconocidos y conocidos, yo sufrí prácticamente un ataque de ansiedad cuando simplemente se supone que iba a ir a pasar un día divertido. 

Yo os voy a hablar del Aquopolis que hay en Torrevieja, cuando yo fui este verano nos teníamos que pesar para poder entrar a una atracción a la que había que subirse de forma obligatoria 4 personas. Mínimo había que llegar a los 120Kg y no te podías pasar de los 300Kg. (Puede que los números me bailen un poco, pero era algo así).

Yo llevaba quedando con un chico que conocí por Tinder todo el verano y estaba viviendo un amor de esos de no olvidar, a día de hoy sigo enganchadísima y a pesar de la distancia seguimos hablando a diario y no dejamos de buscar huecos para poder vernos. El verano fue mágico, al menos para mí. Es un chico estupendo, quedamos al principio solamente por la noche para ir a tomar algo o para comer a algún restaurante, yo evitaba a toda costa las citas que tuvieran que ver con ponerse bikini/bañador porque no soy una persona del todo segura. Estoy yendo a terapia y estoy mejor que nunca, pero aún no estoy 100% a tope con mi cuerpo.

Pues él lo notó porque claro, cada vez que proponía algo que incluyera agua en el plan yo sacaba excusa, me proponía algo para ese mismo día que no tenía que ver con el mar y de repente sí que podía. Así que una noche estando los dos un poco pedo después de habernos bebido dos margaritas en un mexicano y unas cuantas copas me dijo a bocajarro ‘sé que no quieres que te vea en bikini, pero que sepas que me he imaginado mil veces lo que tienes debajo de la ropa y te aseguro que me va a gustar más la realidad que lo que mi cabeza piensa’. Esa noche follamos, claro.

Y es que me miraba tan bonito, me quería tan bonito, me hacía sentir tan bonita… Que a partir de ese día dejé de preocuparme de mi cuerpo y empecé a disfrutarlo, con él. Alquilamos un patinete de eses cutres que hay en la playa, nos fuimos a montar en moto de agua, fuimos a una piscina varias veces y… y el último día de verano nos fuimos al Aquopolis.

Suena bien de primeras el plan, ¿no? Amor de verano, sentirse querida, dejar de lado los miedos y las inseguridades, parque acuático… Todo bien hasta que llegó el momento de la báscula.

Para poder montar teníamos que ser cuatro, así que hablamos con otra pareja y decidimos que subiríamos todos juntos al donut gigante. Yo no sabía lo de pesarse hasta estar a punto de montar, cincuenta minutos de hacer cola después. De repente se acerca un socorrista de los que trabaja allí y nos dice ‘chicos, ya sabéis que no podéis pasar los 300Kg entre todos’. Todos sonríen y empiezan a decir lo que pesan: la chica pesa 55Kg, su novio 80kg y el chico con el que yo iba 84kg. Yo peso más de 100kg, cuando vi las miradas de los tres esperando a que dijera mi peso… Todo se me vino encima, me empezó a entrar el miedo, el pánico. ¡¿Cómo iba a decir delante de todos y sobretodo de él que pasaba los 100kg?! Mentí, mentí como hacía años que no mentía.

Yo peso 85 kg.

Empezaron con las matemáticas y dijeron ‘perfecto, no nos pasamos, podemos subir justos’. Llegó el momento de subirnos y como podréis imaginar nos pasábamos por 15 kg, después de una hora de cola no nos dejaban subir. 

Entiendo las normas de seguridad y ni de coña me hubiera gustado que nos dejaran pasar, lo primero es lo primero.

Salimos de allí, ellos no paraban de hablar de lo injusto que era, yo iba callada. Nos despedimos y… y yo estaba rara y no quería hablar y no nos habíamos montado por mi culpa y qué gorda estoy y cómo este chico va a querer estar conmigo… Me lo notó claro, cómo no me lo iba a notar, estaba metida en mi cabeza a punto de tener un ataque de ansiedad. Me cogió de la mano, me preguntó que pasa y de la nada me puse a llorar como si tuviera 3 años. Él me abrazo, me dijo que no pasa nada, pero yo no me podía calmar, me empezó a costar respirar, encima me estaba muriendo de vergüenza y no sabía dónde meterme.

Cuando me tranquilicé le dije que pesaba más de 85kg y él me dijo súper serio: ‘El peso es solo un número, que no nos estropee el día, no montamos ahí y ya está’. Lo dijo tan tranquilo, con tanta seguridad, tan sincero… Que lo creí, creí que de verdad no era ningún problema, que si no se podía subir a esa pues repetíamos en otras y ya está, pero el palo fue duro igualmente.

Así que desde aquí desde mi casita, os escribo a vosotras que sois altavoz para ver si nos pueden escuchar. Que yo tuve suerte, pero aún así no creo que sea plato de buen gusto para muchísimas personas.

Leí en un comentario de vuestro post que alguien decía ‘que cuando se suba alguien a la báscula aparezca una luz roja o una verde, pero que no salgan los números’ y me parece una idea estupenda, así que, señores de Aquopolis porfi, póngannoslo un poquito más fácil <3

 

Anónimo

Envía tus vivencias a [email protected]