Inma y Alfonso son amigos de mi pareja y mío desde hace años. Él es amigo de mi novio de toda la vida, y llevan (llevaban) saliendo juntos más de 10 años, de los cuales dos estando casados.

Yo llevo con mi novio 8 años, así que digamos que prácticamente los conozco desde el principio.

Inma siempre me ha caído bien, es una chica muy simpática y alegre, pero creo que tiene algún tipo de problema. Su vida no ha sido fácil: Su padre la abandonó cuando tenía 4 años y, más tarde, con 6 años, fue su madre quien decidió hacer lo mismo, dejándola al cargo de sus abuelos, que han sido sus padres básicamente durante el resto de su vida.

Entiendo que ambas experiencias de abandono tuvieron que ser muy traumáticas y que tuvo que ser muy duro pasar por todo eso siendo tan pequeña. Me da mucha pena, pero creo que el mecanismo de defensa que ha surgido de todo aquello, le está haciendo más mal que bien.

A pesar de tener sus cosas buenas, Inma es una persona un tanto…peculiar. Con los años la he ido calando, y ha resultado ser mentirosa compulsiva y, además, una persona muy competitiva a nivel vital. Haga lo que haga, todo ha sido genial, fantástico y feliz. Le pase lo que le pase, sea positivo o negativo, siempre lo va a exagerar a tope. Si a ti te gusta algo, a ella más. Si te ha pasado algo bueno, a ella ya le pasó y además mil veces mejor. Y así con todo. A mí me ha acabado cansando, pero bueno, ese no es el tema.

Resulta que hace un año, Alfonso e Inma nos comentaron que estaban en búsqueda de un bebé. Nosotros nos alegramos mucho por ellos, aunque nos extrañó un poco porque llevaban un año en el que no estaban muy bien. El caso es que, durante ese año, Alfonso empezó a ir a terapia por determinados temas personales. Tanto él como nosotros instamos a Inma a ir (ya que obviamente le hacía falta), pero ella se negaba diciendo que eso a ella no le hacía falta y que los psicólogos están todos fatal.

El caso es que, durante la terapia, Alfonso se dio cuenta de que no estaba enamorado, desde hacía además bastante.

Aquello fue muy duro de digerir para él, y tardó cerca de un mes en dejar a Inma y en pedirle el divorcio. Ella estaba fatal, como es de esperar, y tanto mi pareja como yo le brindamos todo nuestro apoyo y nuestro afecto.

A pesar de todo, ellos siguen manteniendo algo de contacto, ya que no han acabado mal y Alfonso se preocupa por ella. El caso es que el otro día, tres meses más tarde de aquel día, mi novio y yo quedamos con Inma para ver cómo estaba.

Se la veía feliz, como si nada hubiera pasado, algo un poco raro, no sé, pero bueno, cada uno tiene “sus tiempos”. Sin embargo, lo que nos dejó en shock fue cuando nos soltó que en breves ella y Alfonso volverían a buscar el niño. 

Impactada, le dije que si no se acordaba de que ya no estaban juntos. Ella se rio y divagó en la conversación hasta irse por los cerros de Úbeda. En aquel momento mi pareja y yo nos miramos y volvimos a sacarle el tema, porque no era normal que dijera eso (y menos que lo pensara). 

En aquel momento, una conocida apareció por la cafetería en la que estábamos y se pasó a saludar. Le preguntó a Inma qué tal con Alfonso y cómo iba todo. Ella le dijo que todo genial, que estaban muy felices y que PRONTO AMPLIARÍAN SU FAMILIA. Mi novio y yo nos quedamos atónitos, sin saber qué decir.

Cuando la conocida se despidió, nos pusimos a hablar seriamente con Inma. Le dijimos que tenía un problema, que lo que iba diciendo no era verdad, que debía ser consciente de la realidad (con todo el tacto que pudimos, claro). Ella lo negaba todo y cambiaba de tema como si nada, pero nosotros nos aferramos a ello. Le comentamos, con dulzura, que necesitaba ir a terapia, que entendíamos por lo que debía estar pasando, pero que no era bueno para su salud mental que se lo tomase de esa manera…

Y ella se enfadó y nos montó un pollo. Nos gritó diciendo que la estábamos llamando loca, que éramos una mierda de amigos y de personas, y que ahí se acababa la amistad.

Fuimos tras ella, pero fue imposible. Al final decidimos que era mejor dejarla a su aire para que procesara todo un poco y en unos días volveríamos a hablarle.

Sin embargo, Inma nos borró y nos bloqueó de todos lados. De todas las redes y de los contactos de teléfono. La llamamos desde otros números, pero siempre que lo hacíamos nos bloqueaba. Nos presentamos en su casa, pero no nos abrió la puerta.

Así que nada, desde entonces no sabemos nada de ella. Lo único que sabemos es que va hablando pestes de nosotros, contando una historia que nada tiene que ver con la realidad.

Y nosotros, bueno, nos hemos cansado de intentar ayudarla y de su actitud, así que llegados a este punto… ya no queremos saber nada de ella tampoco.

 

HISTORIA REAL DEL ENTORNO DE LA AUTORA