Me lo merezco? Sí

¿Que mis amigas las jodías se parten la almeja cada vez que lo cuento? También.

La cosa es que este verano me fui al pueblo – con mi PCR negativa porque mamarracha, pero buena muchacha– y me dejé arropar por olor a naftalina (o alcanfor como se le dice en la patria ansalusa) de mis abuelos y estuve con mi family y mis amigos todo el verano.

Y claro, una es urbanita epidermis pa’ dentro y enganchada emocional a Amazon, así que hice un par de pedidos de cositas que necesitaba para vivir mi verano rural dignamente en plan la casa de la pradera. Es que real que me compré una cesta de picnic que es una fantasía chochis.

El drama viene cuando se acaba el verano y yo me vuelvo a casa. Triste, pero cachonda, porque eso de estar dos meses sin ver a mi señor novio pues a mi chichi le pasa factura y decido pedirme un juguetito para animar el cotarro.

¿Y aquí vosotras diréis qué es un juguetito para ti puri? Pues donde yo digo juguetito, Amazon dice el pollonatrix, el empalador, el rey de pollas de todas las pollas habidas y por haber en los confines de internet.

 

Una polla para gobernarlas a todas.

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Es que era maravillosa, amigas. Había hecho yo un desembolso curioso en tal obra de arte que ni Miguel Angel le hubiera dibujado las venitas y el prepucio con mayor precisión. Aquello era la capilla sixtina de las pollas y yo iba a ser su única turista.

Con tal descripción os habréis imaginado que estaba yo impaciente por recibir semejante regalo de mí para mí y al ver que el repartidor de Amazon no venía pues estaba sumida en el  drama y la tristeza más profunda, mirando perdida el horizonte.

En esto que me llama mi madre, la matriarca , la mujer que más miedo me da desde que saqué mis lorcitas al mundo- gritándome en alemán, ruso y arameo antiguo que os juro que o esa mujer respiraba o me volvía al pueblo a enterrarla – diciéndome que a quién se le ocurría regalarle a mi abuela una polla como una olla, que a la pobre se le había bajado la tensión del disgusto y todo.

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El repartidor dejándole mi vibrador a mi abuela
Es que imaginaros el percal: mi señora abuela en el sillón con las piernas en alto rezando el ave María , mi abuelo abanicándola con la caja de cartón como si no hubiera un mañana y mi madre diciendo que era una linterna de estas modernas a pilas.
Ya os podéis imaginar el drama, de hecho mi abuela todavía se santigua la pobre cuando se acuerda de semejante potranco y en mi casa hay cachondeito general cada vez que viene el de Amazon.
Moraleja: mirad bien la dirección cuando pidáis por internet, al menos si es una polla.
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