¡Hola chicas!

Me paso por aquí para dejaros un consejito que a mí me ha funcionado súper bien.

Soy de las que cuando un tío le pone parece que haya roto aguas desde la primera mirada que nos cruzamos. Vamos, que tengo muchíiiiiisimo flujo. A veces este hecho me ha hecho estar incómoda porque desde el momento en que quedamos hasta que pasamos al tema pueden pasar horas y horas y como bien sabéis, que el chochamen esté en remojo todo ese tiempo no es muy agradable ? Bragas mojadas = mal.

Pues bien, un día se me ocurrió ponerme un tampón cuando quedé con un chico que me ponía toda perra y ¡qué pedazo de idea! Quedamos a eso de las 10. El plan era ir a dar un paseo por un camino cerca de la playa con unas vistazas pero se acabó convirtiendo en 6 horas para arriba y abajo, unos cuantos besos de por medio, que si sus manos en mi culo, que si las mías en su paquete… Total que cuando paramos para almorzar, nuestras miradas también nos comían el uno al otro así que podíais imaginaros como estaría el asunto cuando llegamos a su casa. Mi coño sería la imagen y semejanza de cuando yo me tiro en bomba a la piscina. Pero no, y fue mi salvación. Justo antes de irnos a su habitación fui un momento al baño y me lo saqué y me olvidé de ese momento incómodo en el que temes que piensen: Joder tía, o yo te pongo mucho, mucho o te has meado encima.

También he de decir que el truco del tampón también ha sido el indicador para saber si el chico le gusta lo suficiente a mi coño y saber ser fiel a su criterio. Si el tampón sale como si le hubieran echado aceite, pa’lante! ¡Aquí estoy para hacerte flipar, baby!

Sin embargo si cuando te sacas el tampón está más seco que el bacalao… ¡Hasta luego Mari Carmen!  

PD: si no tienes tantísimo flujo igual te sirve un salva slip.

María