Y sí, es una putada, pero es la realidad y negarlo sería una completa y absoluta gilipollez. Muy, pero que MUY pocas veces a lo largo de la existencia sucede el mágico milagro de que dos personas se amen al mismo nivel, esperen exactamente lo mismo el uno del otro y todo tenga sentido y sea fácil. Por lo normal siempre uno querrá más que el otro.

Tanto en relaciones largas como en relaciones cortas. Uno ama, el otro se deja amar. Uno cuida, el otro se deja cuidar. Uno da, el otro recibe. Y puede sonar crudo, barato y mercenario, pero es que a fin de cuentas siempre es así.

Cuando es una relación corta es más que evidente, uno es el que quiere y el otro se deja querer, sin embargo en las relaciones largas, la cosa cambia, los papeles se intercambian, pero al final siempre es uno el que quiere más que el otro. La estabilidad en una pareja a lo largo del tiempo a nivel de sentimientos se me antoja prácticamente imposible.

La frase que está puesta como titular viene de la tercera temporada de La casa de papel, serie española que lo está petando allá a donde va en Netflix, la dice un personaje (no diré quien, no quiero que nos acusen de spoilers’ y va acompañada de un pequeño texto que a las colaboradores de WLS nos ha parecido precioso:

En el amor a veces hay dos tipos de personas: los amantes y los amados.
A los amantes les tocó amar, entregarse, sufrir y llorar a flor de piel, pero también les tocó la enorme dicha de que sólo con una mirada, con un pequeño roce de piel, en un descuido, en un momento, entregan todo el corazón con incomparable gozo.  El amado en cambio, sólo se deja amar, se deja querer… ¡Se Deja!.. Entonces en ocasiones sin saber por qué lo hace, no puede comprender por qué el amante se desvive de esa forma  tan llena de tanto que  él no puede dar.

Amar es maravilloso, la capacidad que tienes para sentir, para vivir, para hacer que el mínimo detalle te haga explotar de felicidad es algo absolutamente maravilloso. La putada es cuando no es correspondido o la correspondencia no está al mínimo necesario para poder sobrevivir.
Ser amado tampoco está nada mal; te cuidan, te quieren y te veneran sin esperar casi nada a cambio. De hecho tienen un papel jodido, ¿cómo mandas a alguien que lo da todo por ti a la mierda? Es muy fácil dejarse querer, es muy fácil dejar que te quieran, es muy bonito sentir cómo alguien lo da todo por ti. Sí, es egoísta, pero que tire la primera piedra quien este libre de pecado.
El amor merece la pena, siempre. Estés del lado que estés y eso hay que tenerlo claro. Puedes preferir amar o ser amado, puedes tener preferencias, pero ambas caras de la moneda te aportan tantas cosas, te hacen crecer tanto y te hacen madurar de tal modo, que nadie debería quedarse sin experimentar ninguna de las dos.
Igual que las fases dentro de las parejas, está genial que varíe, que uno quiera más que el otro y viceversa y en los momentos maravillosos en los que ambas os encontráis solamente hay que disfrutar del instante, de los días, de las semanas o de los meses. Hay que saber en qué punto estamos, tanto en la relación como de forma individual, hay que tener autoconocimiento y tener claras las cosas para que así, todo sea mucho más fácil.
Ama, ama y ensancha el alma. Da igual a quién, da igual cuándo, da igual cómo. Respeta y hazte respetar, esa es la única norma.