ME GUSTAN LAS PELÍCULAS DE ANTENA 3 Y LAS SERIES MALAS

 

Soy una mujer adulta, madura desde chiquitita, inteligente, sabia, responsable, con habilidades en distintas ramas artísticas, autosuficiente, feminista hasta la médula y me gustan las películas de Antena 3 y las series malas. 

No sé si recordaréis a «Rex, el perro policía», pero me pirraba verlo los domingos por la tarde. Yo no era mucho de ver la tele, quizá porque solo había una y se veía lo que mi padre —o mi madre, en su ausencia— quería. Nunca vi «Al salir de clase» ni pude seguir ninguna otra serie, por este motivo. Afortunadamente, no lo sufría porque yo era más de leer, escribir o dibujar. Sin embargo, no faltaban en mis días «El diario de Patricia», ese programa tan particular, por llamarlo de algún modo, o las aventuras del pastor alemán los domingos.

Durante mucho tiempo, desde que me fui al extranjero, perdí totalmente la costumbre de ver la tele, ya que no disponía de ninguna. Sin embargo, en algún momento, no sé muy bien cuándo, me senté un domingo a ver la película de sobremesa de Antena 3 y me enganché. Se ve que mi afición por lo grotesco y absurdo seguía ahí. «Gusto culposo» lo llama un buen amigo.

Sé que no he de ser la única, porque estas TV movies se han multiplicado y se han convertido en todo un género que se mantiene vivo con el paso de los años. A menudo, se repiten los actores y las actrices, las tramas son comunes, los lugares son parecidos… Los protagonistas siempre, siempre son guapísimos, tienen cuerpazos, van perfectamente peinados y maquilladas —ellas— aunque estén durmiendo, se visten de punto en blanco hasta para cagar y tienen una buena posición económica y social.

Normalmente, nos encontramos con dos nacionalidades en la producción: estadounidenses (mayoría por goleada) y una rama germanoaustríaca. Estas segundas suelen tener argumentos más siniestros que los primeros, que no por nada son los padres de Rex. Alguna francesa también, pero pocas.

En cuanto a los argumentos, nos los sabemos ya todas, ¿no? 

-Historia de amor forever entre los dos más bonicos del lugar (uno de los cuales suele ser forastero), siempre parejas heteros: ejecutiva perdida y veterinario de un pueblo del EE.UU. profundo, viudo con hijos y pastelera con local recién abierto que va como el culo, reportera con tacones y granjero… añadaaquíloquedesee.

-Crimen sin resolver: esposa asesinada, niños desaparecidos en una noche de tormenta. Spoiler: la policía no encuentra pistas fiables y la culpable suele ser una mujer del entorno del marido.

-Una especial para las fechas que acabamos de pasar: lo mismo pero con nieve.

Soy una amante de la versión original en el cine y es muy raro que vea algo doblado al español, pero la excepción son siempre estas películas de sobremesa malas a rabiar, donde ya deduzco el final, y donde lo disfruto más si van dobladas con las mismas tres voces de siempre. En español suenan más sobreactuadas, si cabe. 

En todos estos filmes cuyo presupuesto no deseo conocer, gracias, las protagonistas femeninas son siempre muy femeninas, luchan por tener una buena carrera profesional, pero el amor y los valores familiares son lo primero. Ellos suelen ser hombres muy masculinos, pero modernitos y sensibles con los niños y los animales. No falla.

Y luego están las series malas. Estas las vengo conociendo desde que empezó la pandemia y me han abierto un nuevo modo de entretenimiento desconectacerebros, donde el modelo de mujer empoderada con carrera de éxito pasa por acostarse con quienes quieran (genial), pero sin quitarse los tacones ni las pestañas postizas, no sea que pierdan feminidad o yoquesequé

Mi vena feminista —y mi cerebro— me dice constantemente que deje de ver estas mierdas, que ayudan a perpetuar los estereotipos más rancios disfrazadas de supuesta modernidad, y que son además un insulto para el buen cine. Que debería ver otras cosas y tal. Y, sin embargo, se ha convertido para mí en un momento de relax mental y de entretenimiento vacío, pero que, en el fondo, me gusta. Me divierto adivinando lo que va a pasar y los finales. A quién voy a engañar, ¡si es que las busco y las espero! 

¿Dónde tendrán guardada a la esclava que las peina y las maquilla mientras duermen? ¿Cómo pueden dormir con esas pestañas? ¿Por qué todos tienen casoplones y yo vivo en un pisito alquilado? ¿Cómo hacen para pagar todo ese despliegue de saltos de cama para dormir un martes cualquiera? ¿Todos los viudos son guapos y sensibles en EE.UU.?

Estas y otras cuestiones las dejaremos para el próximo domingo.

Helena con H