Tengo imán para los tarados

 

Existen las personas que dicen dulcemente “Era majísimo, pero al final se enfrió la cosa y hemos decidido dejar de hablar”. Y luego estoy yo, que directamente digo “Next. Un tarado. Una pena porque parecía majo

Tras dejarlo con el novio de toda la vida, me puse modo “un clavo saca a otro clavo”. Y os aseguro que hay un montón de clavos en la vida. Pero la mayoría son de plástico, están oxidados; o creen que son clavos, aunque realmente son tornillos.

En este año 2022, he pasado por:

El que se lía conmigo durante un tiempo, teniendo algo casi serio, durmiendo juntos en casa, etc.; y un día de pedo se piensa que es buena idea reconocerme que le lleva gustando mi mejor amiga un montón de tiempo y ha fantaseado con un trío con las dos. Me dio tanto asco la situación que no volví a quedar con él. 

El chavalín encantador, piloto de carreras, que te calienta la cabeza y está detrás de ti porque tiene en la mente que eres una diosa del sexo porque le sacas muchos años y vas a hacerle hombre. Y te lías con él. Flipas con cómo maneja el ambiente. Incluso te replanteas volver a quedar con él más veces. Empieza a contestarte los mensajes cada más días, a quitar la foto de perfil, a hacer cositas raras… y ¡sorpresa! Es que le ha pillado su novia con la que lleva viviendo cinco años. 

El que me saca veinte años. Dos hijos. Una exmujer. Una gata. Y una la orden de alejamiento con su exnovia le denunció sin motivo alguno. Finalmente él es un psicópata de manual y he sentido en primera persona movidas que hacen que siga yendo al psicólogo. 

El militar, pibón. Más fuerte que el vinagre. Nos conocimos en redes sociales y empezamos a chatear. Muchos planes de vernos cuando nuestros horarios cuadrasen. De la noche a la mañana desaparece, hace un ghosting tremendo. Me siento como el culo pensando qué he podido hacer, qué ha podido pasar y si está bien. Una frustración tremenda me invade pensando en absolutamente todo. Vuelve a aparecer a los meses con la excusa de que se fue de misión y está entrenado para ser frío y no tener sentimientos por nada ni nadie. Al final le doy una oportunidad. Nos conocemos. Nos liamos. Es el peor polvo de mi vida, pero aun así el chaval me da pena y creo que tiene potencial. Dejamos de hablar por mutuo acuerdo y de la nada recibo un audio a los meses directamente para ofrecerme sexo. Tipo “¡Ey! Qué pasa, oye nada, que si algún día necesitas sexo, tu me escribes y follamos. Que estoy a tu disposición para cuando necesites desfogar. Ah, bueno, y si necesitas un amigo, o estás mal o algo… pues bueno, por qué no”.

El taxista polifacético. Actor de día, taxista de noche. Le va el mundo oscuro. Pero tenemos una conexión increíble. Pensaba yo que esa conexión iba a ser tan fuerte que le iba a impulsar a dejase las drogas. Pero no. Buen sexo, la mayoría de las ocasiones con droga por medio y sus consecuencias. La última jugada que me hizo fue proponerme una cita sin drogas, con cenita, copas, bailoteo y masajito con final feliz. La cita iba a ser un sábado. El lunes previo salió de fiesta. Volvió a su casa el miércoles a mediodía. Y estuvo recuperándose de su resaca varios días. Obviamente no volvimos a quedar. 

Y por último… otro militar que conocí a través de una amiga una noche en un bar con más compañeros. Toda la noche cantando, hablando y tonteando. Al cierre del bar, proponen seguir la fiesta en su residencia. Como iba mi amiga, me animé a ir. Realmente fueron unas horas super agradables. A la hora de irnos, yo me quería ir a mi casa, pero el chico me propuso quedarme a dormir con él en su habitación, ya que era muy tarde y tenía que desplazarme unos kilómetros para llegar a mi casa. Dado el cansancio que tenía encima me quedé con él. En la cama cosquillitas mientras me habla de su hija, del trabajo, de la casualidad de habernos conocido esa noche, etc. Entre cosquillas y mimos al final nos liamos, y me comenta que su “soldadito” no tiene pinta de funcionar porque se ha puesto algún que otro tiro de cocaína. Guarreamos lo más grande. Dormimos y por la mañana me levanto antes que él y me voy a casa. Con la sensación de haber pasado una noche muy guay y que este tío merece la pena. Le mando un mensaje para saber de él y ver qué tal su resaca y me comenta que se arrepiente un poco de todo lo que hizo la noche anterior. Que se excedió con todo. Obviamente entiendo que también se refiere a mí. El pibe resulta que además de tener una niña, se le olvidó comentar que también tenía pareja.

¿Va a llegar alguien que no sea imbécil, infiel o amante de las drogas?

Hay alguno que se le ve a le veía a la legua que tenía tarita, pero a la mayoría no la tenía a la vista. Lo prometo.

Después de esta racha de tarados, me he propuesto no dejar que se acerque ningún chico en un tiempo. 

 

Altea