«Yo me depilo porque me da la gana».

No, no te depilas porqué te da la gana, te depilas porque hace tantos años que se nos impone la depilación como estética general y a día de hoy está tan naturalizado (lo ves desde pequeña en casa, en la tele y en la calle) que crees que lo haces por voluntad propia, y no porque el patriarcado se haya asegurado de que te veas mucho más guapa y mucho más femenina estando depilada, piensa en ello.

No lo haces porque quieras, lo haces porque te dijeron que es lo que debe hacerse. Cuando te dé igual ir en bikini con pelo o sin pelo podrás decir que te depilas porque te da la gana, hasta entonces lo harás para evitar burlas y humillaciones, convenciéndote de que lo haces por ti y no por presión social.
Si crees que la depilación no tiene ningún origen machista, recuerda que a ningún hombre se le juzga por dejarse el vello corporal. Ni antes ni ahora.”Nadie te obliga a depilarte».

Es cierto, nadie te obliga a depilarte. Nadie te apuntará con un arma para que lo hagas, ni tampoco te llamarán al móvil para decírtelo. Pero te mirarán las piernas cuando vayas a comprar el pan, se reirán por los pelos que asoman por la línea del bikini, señalarán tus axilas cuando disfrutes al máximo de una canción, se hartarán a calificarte de guarra, sucia, dejada, machorra, feminazi, etc, entre otras.

La impotencia y el estrés mental que suponen estos ataques diarios hace que no todas estemos listas para enfrentar todas y cada una de esas situaciones. Este tipo de trato y de gestos cansan y duelen a partes iguales, es extenuante tener que luchar diariamente contra los cánones absurdos con la desventaja añadida de la desinformación generalizada y un bombardeo de anuncios llenos de perfección subjetiva.

Hermana, no te ofendas por esto si eres de las que piensa que se depila porque se siente libre, oféndete con quienes hacen creerte libre cuando realmente cumples ordenes de conducta social sin que lo sepas. Reflexionemos sobre por qué muchas mujeres disfrutamos de un cuerpo masculino con pelo pero sin embargo no nos disfrutamos a nosotras mismas sin depilar.

La depilación es una realidad ineludible, y podemos practicarla todos, el error reside en dejarse llevar por normas no escritas que atropellan nuestra libertad corporal. No debemos resignarnos ni callarnos cuando nos critiquen por nuestro aspecto, y mucho menos por algo tan natural como tener pelo. Tenemos que admirar a las mujeres que se atreven a enseñar su pelo más allá del de la cabeza, y también alentar a las que todavía tienen miedo a hacerlo. Antes de pasarte la cuchilla o hacerte la cera, piensa si lo haces porque te sobra tiempo, dinero y ganas o porque te acongoja la idea de que se burlen de ti, incluso de que ese chico te rechace por «sucia». 

Depilarte no te hace machista, y dejarte pelo no te hace feminista radical, pero opinar despectivamente sobre lo que hace alguien con el pelo de su cuerpo sí que te convierte en gilipollas.

Dejad que la gente haga con su pelo, sus dientes, sus uñas, sus kilos de más o de menos lo que le de la puñetera gana, porque al resto de mortales debería importarnos una mierda, ( a mi por lo menos, sí).Os dedico una frase que pensé en mi adolescencia y siempre me ha ayudado a mantenerme cuerda en un mundo loco y conformista.
«Simplemente, cuestiónatelo todo.»

Deva