Que leía yo el otro día la movida de Sarah, una chica que se ponía por primera vez bikini en su vida adulta y me dije: «coño, Bea, ya está bien ¿no?»
La verdad es que yo soy muy de analizar las cosas, podéis llamarme intensa, pero confío en las típicas listas de pros y contras y todos estos consejos que nos dan pero que creemos que no sirven para nada. Así que me dispuse a hacer mi lista de ventajas y desventajas, o razones sin más, por las que ponerme bikini este verano y lucir lorzas al sol.
Me prometí ser honesta conmigo misma.
¿Por qué quiero ponerme un bikini este año?
- Es más cómodo de poner y de quitar. Los dramas de ir al baño cuando estás mojada y llevas bañador me superan.
- Te sientes más libre, con menos ropa y el agüita te refresca la tripa.
- Puedes combinarlos de mil maneras.
- Las marcas del sol son menos catastróficas. Yo me pongo negra en verano y verme desnuda si he llevado bañador es la risa.
- Si me tumbo boca abajo a tomar el sol puedo lucir espalda morenita sin tener marca
- Suelen ser más bonitos. Para gustos los colores, pero es que yo los veo y me enamoro de todos.
- Se secan antes.
- Hay más variedad en las tiendas.
- Puedo elegir tallas diferentes de arriba y abajo y así sé que siempre me va a quedar bien.
¿Por qué no quiero ponerme bikini este año?
- Porque me da vergüenza.
Y ya está. No tuve narices de sacar ni una razón más por la que no ponerme un bikinazo en las playas españolas este verano.
La única razón era simplemente porque me moría de la vergüenza. Yo, que me buscaba la vida cada año y me recorría miles y miles de tiendas para encontrar un bañador de mi talla que no fuera de vieja, que no tuviera las cazuelas del pecho por la cintura y los tirantes más anchos que el cinturón de Obélix. Yo, me había quedado sin argumentos. Llevaba años anclada a mil y unas excusas solo por la sencilla razón de que no me daba la gana enseñar barriga por vergüenza.
Probablemente muchas de vosotras tendréis mil y una razones por las que utilizar bañador en vez de bikini, pero es que yo no la encontré. No era por moda, ni por una cuestión moral extraña, no. Era mi falta de autoestima la que llevaba más de 20 años camuflando todas las ventajas. ¡Qué jodida lástima eh!
Así que me he comprado un súper bikini. Y no solo me lo he comprado, sino que además me lo pienso poner; que luego nos conocemos y se queda en el cajón del armario por los restos de los restos.
Y sinceramente chicas, vosotras haced lo que os de la gana, pero yo paso de seguir siendo una cagona y de que mi falta de autoestima o vergüenza me impida disfrutar de un moreno de escándalo.