No sé si os ha pasado a vosotras, pero llega un momento en la vida de una mujer en que todo a tu alrededor son indicadores de maternidad. Tus amigas empiezan a engendrar churumbeles, tus familiares te achuchan constantemente sobre la procreación, no paran de salirte anuncios de bebés y hasta tu ginecólogo empieza a preguntarte sobre tus intenciones, porque claro, a partir de los 35 la cosa se complica. Y tú te ves ahí sentada, con 34 tacos y pareja estable sí, pero viviendo de alquiler, con dos sueldos que te dan para lo justo, una carrera profesional en auge y con mil cosas por hacer antes de ser madre.

¿Os suena? Pues bien, esa es mi realidad y la de muchas. Y es inevitable sentir el aliento del tiempo en la nuca. Porque quizás tienes claro que quieres ser madre, pero no te encuentras todavía preparada para todo lo que supone esa decisión. Pero eso al tiempo le importa una mierda. Porque por desgracia, las mujeres para este tema tenemos fecha de caducidad. Aunque tú estés estupenda, tu sistema reproductor envejece. Y aquí no hay tratamientos que valgan. Es así amiga. Por eso, llegó un momento en que decidí ser más consciente de mi cuerpo e informarme sobre su estado para poder tomar una decisión. Y es cuando decidí realizarme un estudio de mi reserva ovárica.

¿Qué es un estudio de la reserva ovárica?

Se trata de más ni menos de conocer cuántos óvulos te quedan en reserva.  Todas sabemos que tenemos X número de óvulos para toda la vida. Con cada menstruación, los vamos perdiendo, por lo que se reduce nuestra reserva, y con ello, nuestras posibilidades de engendrar. Es por eso que, como punto de partida, me pareció clave conocer en qué estado se encontraba mi cuerpo.

¿En qué consiste?

En general el estudio consiste en la realización de 2 pruebas:

  • Una ecografía transvaginal. Con esta prueba analizan el número de folículos antrales que hay en cada ovario. Si tienes entre 6 a 10 folículos de entre 2 y 9 mm, se considera que tienes una reserva ovárica normal.
  • Una analítica de sangre. Con esta analítica se analiza el nivel de la hormona foliculoestimulante (FSH), el estradiol y la hormona antimülleriana (AMH). Una reserva ovárica baja es aquella que tiene valores de AMH <0.8 ng/ml.

¿Dónde puedo acudir para realizar un estudio de mi reserva ovárica?

En mi caso particular acudí a una mutua privada, ya que actualmente cuento con seguro médico y todas las visitas ginecológicas las realizo por la mutua. Aun así, la información de la ecografía transvaginal la puedes conocer en una visita ginecológica normal.

De lo que tengo más dudas es de la analítica de sangre, ya que creo que por la Seguridad Social sólo se contempla si entras en un estudio de fertilidad. De todas formas, para que os hagáis una idea, en la mutua privada donde yo me he hecho el estudio, esta prueba suele tener un coste de 70€-80€ aproximadamente.

Mi experiencia

Mi experiencia con el estudio de reserva ovárica es muy positiva. Como veis las dos pruebas son de lo más sencillas y nos ofrece a las mujeres una información básica sobre nuestro estado reproductivo. En mi caso particular salió que tengo una reserva bastante alta, por lo que mi ginecólogo me comentó que podía esperar un poco más para acabar de tomar una decisión, pero que tampoco me duerma en los laureles evidentemente.

En el caso de que te salga una reserva ovárica baja, siempre te puedes plantear una congelación de óvulos si todavía no lo tienes claro, acabar de aceptar que lo de procrear, no es para ti o quizás este indicador acaba siendo ese empujón que te faltaba para lanzarte al mundo de la maternidad.

Sea cual sea tu situación, creo que un estudio de tu reserva ovárica es clave para ayudarte a acabar de tomar una decisión. O al menos para tomarla conociendo algunos de los factores que determinarán tus posibilidades de ser madre.

¡OJO! Tener una gran reserva ovárica no te garantiza al 100% nada, hay otros factores como la calidad de los óvulos que te quedan (Que desciende a medida que tenemos menos, cómo no), la calidad del esperma del donante, tu estado de salud, la posibilidad de infertilidad, etc., pero sí que es uno de los factores más decisivos para tener más o menos éxito.