“No mamá, posiblemente no tendré hijos. Y mi reloj biológico no se va a parar: Le cambio las manecillas y ya” 

Monse León (México, 27 años) 

Cristina Palomar Verea en su artículo de 2005: Maternidad: historia y cultura. Menciona “La maternidad no es un hecho natural, sino una construcción cultural multideterminada, definida y organizada por normas que se desprenden de las necesidades de un grupo social específico y de una época definida de su historia».

Mientras hago enormes recovecos para intentar recordar mayormente cuál era el contenido o las partes clave del mismo artículo, puesto que lo leí en la universidad durante alguna tarea que tenía de una de mis mejores maestras, y claro (por que no mencionarlo: con enfoque feminista) al mismo tiempo me incorporo a la conversación con mi mamá (tratando de buscar un argumento coherente y justificado) ante su muy sutil sentencia – La edad reproductiva de una mujer está entre los 27 y 30 años. “hijita”, no te vayas a tardar: tu reloj biológico te lo va a demandar… Tajante y dulcemente expresó.

Dejé de lado la parte científica y simplemente me volví más cinéfila y de inmediato vino a mi mente la imagen de la primera película “El diario de Bridget Jones” cantando “All by my self” de Celine Dion (exceptuando la parte del clima frío de Reino Unido, y que yo no puedo comer helado por mi intolerancia a la lactosa).

Después de esa llamada con mi mamá, me dispuse a investigar absolutamente todos los datos científicos que pude haber investigado sobre el tema (típico de la ansiedad: vaticinar todos los escenarios posibles antes que suceda algo). También busqué presupuestos de clínicas de fertilidad y precios de paquetes. Y cómo último recurso pensé jugarle al papel de Lara Jean tipo “A todos los chicos de los que me enamoré” …

Afortunadamente cuento con esa voz y consejo, que de una sola pregunta me esfumó todas las notas e intentos mentales: ¿de verdad quieres ser mamá?

Ojalá esto no suene a cliché: pero creo firmemente que la maternidad deberá ser opcional y/o asistida, pero no obligada. Mucho menos por compromiso. Porque de todos los papeles, tareas y deberes que se nos han impuesto a lo largo de nuestra historia: la maternidad debería ser simplemente eso “opcional”, y si llegara a ocurrir que sea simplemente de una forma sana, plena y por decisión propia. Es típico decir que las mujeres pueden ser exitosas de manera relativa: es decir, cada una y a su modo elige de qué forma se supera y alcanza sus objetivos, hasta los más altos, si fuese posible. Con la enorme promesa, claro: de ser felices, libres y llenas de un enorme amor propio infinito.

Personalmente he soltado ese “deber” de seguir continuando con la línea de mi familia. Al menos yo, decido hacerlo de lado…