Estuve de vacaciones rodeada de tumbas y fantasmas… y yo sin saberlo 

Lunes de Pascua. Desde antes de pandemia no me iba de vacaciones con la gente de la asociación a la que pertenezco desde siempre y oye, como que había ganitas. Además, el destino era Toledo. Si te gustan las ciudades históricas y que un guía te vaya contando batallitas mientras visitas monumentos y edificios flipantes, Toledo es un must en toda regla. Si no has ido, no sé a qué esperas. En cuanto tengas dinerito, corre, Forrest, corre, de verdad. 

Para añadir ilusión al asunto, íbamos a un lugar dónde ya habíamos acudido 13 años atrás y resultó ser un viaje súper emotivo. Hay asociaciones que hacen viajes para menores de 18 y viajes para adultos. En aquel momento, mi grupo de amigos y yo hicimos nuestro último viaje “de pequeños”. Os podéis imaginar el valle de lágrimas, los abrazos… Así que cuando anunciaron el viaje y el destino, una se sentía obligada a volver. 

El alojamiento, igual que hace 13 años, era un castillo en lo alto de una montaña. Nos flipaba ese sitio porque tenía hasta armaduras. Cumple de sobra con el ambientazo medieval. No se encuentra en el mismo Toledo, sino que, desde allí, puedes apreciar toda la panorámica de la ciudad. Vamos, una pasada de sitio. 

Los cinco días que pasamos allí, pues oye, bastante bien. Al ser un grupo en silla de ruedas, tener lejos la ciudad supone un trastorno, porque siempre es más cómodo salir y encontrar servicios a tiro de piedra. Los adoquines tampoco ayudan mucho, pero es algo que tienes previsto cuando vas a una ciudad histórica. Y hubo un día de lluvia. Pero aparte de eso, todo como cabía esperar. La cosa se puso interesante al volver… 

Dos días después del regreso, nos ponemos mi madre y yo la tele. ¿Sabes ese programa de la tele en el que hablan de fenómenos paranormales, cuyo presentador es experto en atención plena y absoluta a los invitados y cuyo nombre no voy a mencionar para no hacer publicidad? Pues bien, ESE programa. Aparece el presentador: 

  • Vamos a hablar ahora de un castillo de Toledo, ya verán… 

Ay, no… No, no, no… Primeras imágenes del castillo. No, no, no, no… Mi madre ya preguntando si ese era nuestro alojamiento. Yo esperando que sacasen cualquier detalle que desvelase que era un castillo idéntico, pero no NUESTRO castillo. Mierda, cagao, culo… Era nuestro castillo. 

  • En este lugar, se encontraron unas tumbas… 

¿Lugar de las tumbas? Justo por el lugar donde pasamos unas 40 veces al día, porque daba a la entrada del edificio principal y del edificio del comedor. ¿Cómo es que hemos ido 30 personas a un lugar con tumbas y a ninguno nos ha llamado la atención? Con lo bien que se ven cuando la cámara las apunta desde arriba, oye… Porque ya os digo yo que aquello, sin duda alguna, eran unas tumbas. Que parecían simples pedruscos cuando estuvimos allí, con sus plantitas y sus flores. Pero no, que cuando miras bien, son unas tumbas de toda la vida… Prosigue el programa: 

  • Pues es que en el torreón se habla de la presencia de un fantasma… Yo, como recepcionista, he oído alguna vez las toses de una mujer… Ha habido personas que han venido y se han ido corriendo porque se morían de miedo en el torreón… 

Venga, ya tenemos el lío. Ya verás tú como ahora llueven llamadas a la asociación con quejas de “porque no comprobáis que no hayan fenómenos paranormales en la zona”. Porque otra cosa no, pero exigentes somos un rato largo y cuando no es la mala calidad del potaje de garbanzos es un ente fantasmal que no me ha dejado dormir durante todo el viaje… La cuestión es sacarle pegas a todo. Y tener que pasar cuestionarios de satisfacción hace que no puedas esconder ninguna vergüenza bajo la alfombra. 

Mi madre, que no pierde el tiempo, dándome codazos para que informe rápidamente a todo el mundo de que nuestro alojamiento estaba saliendo en la tele. Mamá, que no tengo el móvil cerca. Mamá, ¿qué haces? Pues ya va mamá a whatsappear a todo el mundo… 

Al poco rato, miro el móvil. Mi mejor amigo, que ya había quitado el programa porque se estaba poniendo malo, escribiendo: 

  • ¿¿¿Alguno del grupo dormía en el torreón??? 
  • Cariño, somos un grupo de cojos muy cojos… ¿¿¿Cómo va a dormir nadie en el torreón??? 

Porque claro, tú organizas el asunto para estar todos en la planta baja o, como mucho, quienes tienen más movilidad y son independientes, los dejas en la primera planta, pero no los subes a una torre de un castillo… De repente, recordatorio: un chico se había quejado de que alguien había entrado en su habitación. Que no había visto a nadie pero la puerta estaba abierta y la luz encendida sin motivo. YA. VERÁS. TÚ. 

A día de hoy, dicho chico no se ha pronunciado. Si ha tenido que acudir a terapia por fobia a los fantasmas, os lo contaré en una segunda parte… 

 

Mia Shekmet