Después de que mi primer parto fuera un completo desastre y que me quedaba de él un recuerdo totalmente imborrable y no precisamente para bien. Os conté cómo fue en otro post y os dejo por aquí el enlace por si queréis leerlo.

Cuando me quedé embarazada por segunda vez, estaba cagada de miedo. Y todo por una única razón: tener que parir.

Os prometo, que incluso llegué a llorar de miedo imaginando que se podía repetir la misma historia.

Un día, hablando con una familiar a la que le contaba el pánico que había cogido tras mi desagradable experiencia. Me comentó que existía la posibilidad de establecer un plan de parto y que se puede presentar en el hospital el día en el que ingresas para dar a luz. Me dijo, que era parte de nuestros derechos como embarazadas y que en él se podía establecer tus gustos y preferencias (dentro de unos límites preestablecidos previamente), a la hora de seguir el desarrollo del parto desde que ingresas en el hospital hasta que te dan el alta.

Aquí os dejo el enlace para descargar el cuestionario del plan de parto por si os interesa.

Me pareció una idea genial y me puse a buscarlo en internet. Lo encontré, lo rellené, saqué las 3 copias pertinentes que hay que sacar (una para mí, otra para las matronas que me atendieron y otro lo llevé para incorporarlo en mí historial clínico), y el día que me puse de parto lo llevé conmigo al hospital.

Existe la posibilidad, de mandarlo al hospital por correo certificado, pero yo preferí llevarlo conmigo.

Pues desde que me ingresaron fue todo genial. Me dijeron que tendría que esperar una hora para que me miraran de nuevo y me ingresaron en una habitación de las que llaman de “transición”. Así que, allí me metí, me duché y sufrí mis contracciones cada minuto y medio en silencio durante una hora eterna. Todo ello sin vía puesta, lo que me pareció lo más de lo más.

A la hora llamé para ver si ya había dilatado lo suficiente para que me pusieran la epidural. Me atendió una matrona majísima que primero me puso el aparatito para escuchar el corazón de mi bebé y luego me revisó para confirmar que ya podía bajar por fin a paritorio.

Una vez en el paritorio, le entregué a la matrona que iba a asistir mi plan de parto el plan de parto que traía preestablecido. Lo leyó frente a mí y me dijo: siempre y cuando no hayan complicaciones, así será.

La verdad es que la conexión con esa matrona desde el primer momento fue brutal. Así se lo hice saber y me dio la mano para animarme y decirme que estuviera tranquila, que ella iba a ayudarme en todo.

Me pusieron la epidural y en ese momento, aún no llevaba ninguna vía. Pero la matrona que me asistía me comentó que sería conveniente que me la pusiera por el tema de la hidratación, que en cuanto la peque naciera me la quitaba. Por lo que le dije que por supuesto que sí.

Estuvo conmigo y con mi marido en el paritorio prácticamente todo el tiempo que duró la dilatación completa que fueron unas 3 horas.

Una vez en dilatación completa, y viendo que la peque aún estaba alta, me dijo que me pusiera de lado. Fue hacerlo y que me entraran de repente y de golpe todas las ganas de empujar del mundo.

Ella se asomó y me sorprendió con un: espera un segundo para empujar que ya está aquí.

Colocó los cachivaches esos para apoyar los pies, miró el panorama y me dijo que sí o sí tendría que hacerme episiotomía porque tenía la piel tan mal de mí parto anterior que si no me iba a desgarrar mucho. Le dije que adelante.

Di dos empujones y me pidió que me incorporara para poder coger yo misma a mí bebé y ponerla sobre mi pecho.

El momento más precioso y especial de mi vida sin duda.

Me dejó tenerla un rato, verla, olerla y se la llevaron lo justo para vestirla, ponerle pañal y me la volvió a dar.

Me ayudó y me explicó cómo hacerlo para ponerla en el pecho e inmediatamente la bebé se puso a mamar.

Nos dio la enhorabuena, nos puso una música tranquila y una luz tenue y nos dejó disfrutar en la intimidad del “piel con piel”.

No sé por cuanto tiempo estuvimos así, solo sé que lo recuerdo como uno de los mejores momentos de mi vida.

El resto de tiempo que duró nuestro ingreso hasta que nos dieron el alta, fue igual de maravilloso.

Así que, si estas embarazada y piensas en la posibilidad de establecer un plan de parto, te animo a que lo hagas. Te aseguro que no te vas a arrepentir.