El jueves salí con Roberto y nos enrollamos

Pero… ¿follasteis? 

 

Y, entonces, el silencio. Me pregunto a mí misma cuáles son las condiciones necesarias para decir que has follado, pero la respuesta es clara: pililadentrodechocho. Y ya está. Da igual que hayáis pasado horas recorriendo vuestros cuerpos con las manos, con los pies, con la boca o cualquier otra parte cubierta de epidermis. Para follar como dios manda (blasfemia aparte), tiene que haber coito de por medio. Y, como dios manda (blasfemia aparte), para que haya coito tiene que haber un falo, pene o sucedáneos. 

Y ¡ojo! Que no lo digo yo, lo dice la ciencia. La ciencia social que ya existe, pero me invento porque arrikitáun. Llevamos muchos años escuchando argumentos que tratan de hacer entender el sexo como fin en sí mismo: que si revolución sexual por aquí, que si libertad sexual por allá… desde hace unas décadas, hablamos de sexo como medio por el cual experimentar placer sin fines reproductivos necesarios. Pero, ¿eso quiere decir que hemos roto con la tradición que arrastramos? Aunque esta idea parece calar, seguimos teniendo creencias y comportamientos relacionados con la sexualidad que acaban reproduciendo modelos limitados y un poco rancios. Y ¿qué diva quiere ser cómplice del rancierío? Yo, desde luego, no.

Stop SEÑOROS

Y pese a creerme muchas veces que el coito es la práctica por excelencia, aquí van unas alternativas a modo de consejillos para validar el folleteo sabrosón sin penetración: 

  1. Es importante convencerse de que se puede disfrutar de principio a fin del encuentro 

erótico más allá de pililadentrodechocho.

2. La comunicación es clave. Suena a cliché, pero si no transmites claramente la idea de lo que quieres hacer a tu pareja o parejas sexuales, el resultado puede ser muy, muy diferente de lo que esperabas.

3. Explota el órgano más erógeno que indican algunas sexólogas: la piel. ¡La importancia de la epidermis! Existen infinitas maneras de estimularla: masajes, aceites, plumas, uñas… además, es la oportunidad ideal para conocer mejor tu cuerpo y descubrir que puede vibrar estimulando zonas que ni te imaginabas lo placenteras que podrían llegar a ser.

4. Los mal llamados preliminares son, igual que el coito, diversas prácticas dentro del sexo en las que pueden entrar en juego, o no, los genitales. El sexo oral o la masturbación pueden dar muuuuuuuuuuuuucho juego si atendemos algunos detalles como: la postura, las partes del cuerpo con las que masturbamos (#NeverForgetLosPies), la intensidad, las miradas…

5. JUGUETITOS. Creo que no se los valora lo suficiente, especialmente en experiencias sexuales compartidas. Los hay de infinitísimos tipos, formas, tamaños y precios; creo que no hay excusa lo suficientemente potente como para no hacernos con uno y dejarnos llevar por la maravillosa senda del gustirrinín. 

La lista podría seguir, ¡pero también es importante dejar algo a vuestra imaginación! Desde el respeto a nuestros cuerpos y a nosotres mismes, hay muchísimas maneras de disfrutar en el terreno sexual sin reducirlo todo a la penetración. No olvidemos, tampoco, los encuentros sexuales en los que no tiene por qué haber un pene o falo de por medio. No son menos válidos por ello.

Hecho este apunte, ¿queremos decir con esto que hay que evitar el coito? Por supuesto que no, en tus relaciones prima siempre lo que os apetezca y consensuéis tú y tu(s) pareja(s). No obstante, ¿por qué limitarnos con todas las opciones que hay?

Rosa Risa