Hace unos meses que cambié de trabajo, y al poco de llegar, coincidí en un grupo de trabajo con el responsable del departamento de IT de mi empresa. Y Dios mío qué responsable. Estaba de toma pan y moja y lo mejor de todo, es que el tonteo entre los dos era brutal. Así que al final pasó lo que tenía que pasar. Y una tarde de cervezas acabamos revolcados en su cama.

Como somos compañeros de trabajo y tenemos claro que ninguno los dos no busca nada serio y sólo queremos divertirnos, hemos intentando llevar lo nuestro de forma muy discreta. Hablamos de vez en cuando, nos vemos para darnos alegría pal cuerpo macarena, y seguimos con nuestras vidas tan ricamente. Nada serio más allá de un morbo y conexión sexual brutal.

Sólo sexo

¿Qué ha pasado? Pues el puto covid ha pasado. Que con esto del teletrabajo, el confinamiento y las reuniones virtuales, llevábamos ya mucho tiempo sin vernos. Y cuando conoces a alguien con el que conectas tan bien pero que no puedes ver, lo único que haces es aumentar cada vez más una tensión sexual que no sabes por dónde va a salir. Hasta que por fin la cosa parece mejorar y piensas: Es ahora o nunca. O nos vemos ya o me voy a tener que comprar otro consolador de todo lo que estoy apurando el mío.

Y así es como por fin, cuadrando agendas, decidimos que lo mejor era ir a hacerle una visita una mañana a su piso. Y ahí que me fui de cabeza. Más contenta que unas castañuelas y con el chichi dando palmas por lo que le esperaba. Lo que no me esperaba yo es que cuando estábamos en la conversación inicial de rigor, le convocaran a una videoconferencia de última hora. Lo que significaba que tocaba esperar. Pero yo ya llevaba mucho tiempo esperando, así que decidí que esa hora era perfecta para empezar con los preliminares.

Allá que voy moreno

Y ahí es cuando empezamos a calentarnos. Que si pon el micro en silencio y apaga la cámara. Que si ahora te como la boca, que si ahora te empiezo a desnudar, que si uy que voy a empezar a bajar….en fin…que mi amado compañero se encontró defendiendo un presupuesto mientras se la comía como si no hubiera un mañana.

Y claro, al final el ambiente se caldeó tanto, que no pudimos aguantar más, y en menos que canta un gallo me encontré a mi misma empotrada en la mesa mientras mi compañero me daba todo lo que se había estando reprimiendo tantos meses. Pues bien, yo no sé cómo pasó, pero me imagino que por la emoción del momento y con todo lo que había sobre la mesa, activé sin querer el micro de la videoconferencia.  Y ahí es cuando empezó el auténtico drama.

Porque estábamos tan emocionados y concentrados, que no nos dimos cuenta de que de repente, se hizo un silencio brutal en la videoconferencia.  Y es que claro, toda la audiencia empezó a escuchar gemidos y cuerpos chocando entre sí. Nosotros estábamos a lo nuestro cuando empezamos a escuchar a la gente de la videoconferencia: Por favor, cerrad vuestros micros que hay un ruido en el ambiente que no nos deja continuar. Y de repente risas y comentarios del tipo: No veas el ambiente, qué bien se lo están pasando algunos… y ahí es cuando yo entro en pánico.

Oh Dios mío! Qué hemos hecho!

Mi compañero raudo y veloz apaga el micro y se nos baja el calentón de golpe. Los dos callados y casi sin respirar. Quietos como estatuas. Pero vemos que la reunión sigue. Mi compañero se recompone de la mejor manera posible y acaba como si lo que hubiera pasado no fuera con él. ¿Lo mejor? Que en ese momento como todos tenían los micros abiertos nunca llegaron a saber quién estaba gozando de lo lindo. Por lo que no llegaron a pillarnos. Eso sí, para la próxima, tenemos claro que por mucho morbo que nos dé, follar durante una videoconferencia no es una buena idea.

 

Anónimo