De los creadores de «Si no te habla en cuarentena, olvídate morena», llega el  «Si desaparece tras la cuarentena, HUYE POR FAVOR NENA».

Pandemia Mundial. Cuarentena. Tiempo libre encerrado entre cuatro paredes y con la única posibilidad de usar las redes sociales como contacto con el mundo exterior. Conoces a alguien. Retomas una conversación “pendiente”. Vuelve tu ex (hasta el de los quince años). O tu vuelves como la “ex”. Surge una chispa que lo incendia todo. 

Conversaciones 24/7. Empiezas a conocer todo de la otra persona o a reconocerlo- pero a través de la pantalla. Coincidís en gustos. Parece que lo han diseñado para ti. Te enseña canciones, le enseñas tu película favorita. La veis juntos.  Pero a través de la pantalla.

Te sabes cada uno de sus sueños y quieres enfrentarte a todo lo que le da miedo. Os lo habéis contado todo, menos los lunares, porque no os habéis visto. Todo ha sido a través de una pantalla. 

Notas de voz, videollamadas, contacto continuo, de cualquier tipo menos a la cara. Llevas dos meses despertándote hablando con él y se ha convertido en la última persona con la que hablas. Tu rutina ha cambiado y le has hecho un hueco importante en tus horas.  

Tenéis momentos especiales, sabes que tenéis una conexión indescriptible, que puede que hace mucho que no sientas. A él le notas igual de ilusionado e incluso puede que te lo haya hecho saber. Hacéis planes juntos para cuando todo acabe. Os invitáis los conciertos a los que no se sabe cuándo se podrá acudir. Habláis de viajes, de fechas importantes, de las personas que queréis conocer…

FASE CERO.

Salimos a pasear. Si tienes suerte y vive en tu ciudad, puede que os hayáis cruzado y hayáis compartido sonrisas, aunque sea a través de una mascarilla. Pero seguís hablando, total,  entre todo lo que podías hacer en casa, habéis decidido conoceros. Y en eso estáis.

FASE UNO.

Terrazas. Cañas. Amigos y familiares. Gente real. Puede que quedéis o que aún no hayáis podido veros. Y seguís hablando, pero menos. En realidad, le hablas sólo tú. Él te contesta de vez en cuando, pero reduce sus conversaciones a  monosílabos.  Si antes había tres memes, dos sticker, cuatro  párrafos y tres enlaces de instagram. Ahora sólo hay un “jajajaja”. Y eso duele mucho. Pero, calma, que para eso están las excusas. No montemos el drama: 

“Ha vuelto a trabajar, estará ocupado”

“Querrá ver a todos sus amigos familiares y amigos”

Y los días van pasando y el contacto se va reduciendo cada vez más. Te ha dejado de contestar inmediatamente y lo hace sin bromas ni comentarios cómplices. De todo lo que había, ahora no hay nada. Le ves en línea o activo en otras redes sociales y le justificas: “ se ha agobiado porque va todo muy deprisa”. 

Otra cosa no, pero somos expertas en decirnos lo que queremos escuchar. 

Y él sigue igual. Ahora ni siquiera te contesta. Le has hablado ya un par de veces pensando que quizá algo le vaya mal. Y puede que sí. Y en concreto y el 92% de las veces:

su mierda cabeza. Su forma de relacionarse. Su comportamiento de troglodita virtual. 

Finalmente, desaparece. Y tú estás leyendo este texto rota porque no sabes qué hacer o qué ha pasado.  Echándote la culpa por ser tan intensa, o tan poco, o no haber propuesto planes, o haberte mostrado dura, borde, demasiado romántica y emocional. Te estás culpando hasta por existir. Pero, date cuenta, EL ÚNICO QUE TIENE LA CULPA ES EL FANTASMA QUE HA DESAPARECIDO DE TU VIDA.  Y, aunque ahora no lo veas, te ha hecho un favor.

Piensa en la desgracia del pobre chaval. Necesitar inventar algo falso con alguien para entretenerse cuando no se puede salir y no querer mantenerlo una vez fuera. O aquel que ha estado quedando contigo y de repente se marcha sin decir adiós. Sin cerrar el libro. O el otro que después de meses de relación, te bloquea sin más.

¿Quién tiene el problema grave? Yo creo que tú no.

No te preocupes, esta sensación te va a durar tres cubatas, setenta y dos conversaciones con tus mejores amigos, tres lágrimas ( si llega), un “todos son iguales” y tres “¿por qué a mí?”.

Pero él… él va a ser un narcisista inmaduro toda su vida. Un cobarde que juega con las personas de la peor forma posible. Un fantasma que desaparece sin mirar atrás pero que tampoco tiene nada bueno delante. Un sin vergüenza que no te merece ni lo hará nunca. 

Sí, me dirás que podría haber sido el hombre de tu vida. A lo que yo te respondo, ¿esa mierda vida quieres tener?

@Vega.ese