Los grupos de Whatsapp son un mojón en su gran mayoría. Epicentro de chismorreos, usuarios que solo están para mantenerse en la sombra u otros que parece que todo lo tienen que largar (aunque al resto de miembros no les importe un pito el tema). Pero si hay un tipo de grupo del que hay que huir sin excepciones es de aquellos que surgen en el colegio de nuestros hijos, esos… son el mal hecho texto.
Da igual guardería, que preescolar, que primaria, llegará el temido día en el que una mamá o un papá con cara de muy buenas intenciones te comente sonriente que hay un grupete muy majo y que ya estás tardando en unirte para estar al loro de todo lo que pasa en la clase.
¡No les creas! Tras ese gesto amigable se esconde una mentira, una colonia de padres y madres que perpetran un malévolo plan que comienza por generar el caos y el estrés en tu vida.
Una vez dentro, porque no nos engañemos no opondrás resistencia y accederás al grupo de marras, todo serán buenas palabras.
Bueno claro, también los hay que van a saco desde el minuto cero, y casi mejor que los lobos con piel de cordero, ¿no?. Pronto serás consciente de que la finalidad de esta comunidad realmente no existe. Vamos, que si lo suyo era despejar posibles dudas sobre temas escolares, lo que va a suceder es que cualquier día a las once de la noche cunda el pánico. Lo que vulgarmente se conoce como “ojos que no ven, corazón que no siente”. Y lo sentirás, mucho y muy fuerte, tanto como las horas de sueño que te van a robar por culpa del sofoco.
Quieres que te lleven los siete demonios cuando decides despertar a tu churumbel y le preguntas de qué va ese maldito proyecto. “Ahhh sí, había que hacer un trabajo sobre las energías renovables”. ¡¿Renovables?! ¡Renovable va a ser el infarto que me va a dar en cualquier momento!. Que si en algún instante de mi juventud di por terminados todos los trabajos de marquetería no podía yo estar más equivocada.
Otro de los objetivos de estas congregaciones digitales tan fantásticas es el de, por ejemplo, avisar sobre los inminentes cumpleaños. ¡Y ojo aquí! Porque más de un papá o mamá la ha cagado lo más grande viniéndose arriba antes de tiempo.
Hasta aquí todo correcto. Lo maravilloso llega cuando vuelves a entrar en el grupo y… ¡ups!
Efectivamente, ni Dani ni sus papás os hacen llegar invitación alguna, así que ya das por hecho según qué cosas. Y no te engañes, aunque te quieras hacer la digna, no volverás a mirar a los papis de Dani (ni al pobre de Dani) con los mismos ojos.
Pero sin lugar a dudas lo más soporífero de todo este universo que son los grupos escolares de Whatsapp, son los papás y mamás Alpha. Aquellos que de todo se enteran, todo lo saben, todo lo organizan y ¡ay de ti como se te ocurra intentar adelantarte a sus acontecimientos!
Y así sucesivamente, porque como es obvio, del regalazo se encargará ella y de decirle que el obsequio es de todos salvo de una alumna pues imaginaremos que también.
Claro que dentro de que puedas conectar más o menos con una persona, está el que veas evidentes indicios de que ese sujeto no debe encontrarse en tu vida. Porque ya de por sí hay épocas complicadas, situaciones difíciles, como para encima tener que atragantarte día sí día también con los cuentos y fanfarronadas de otros. Porque la cordialidad no se regala, amigos, que eso me lo ha enseñado a mí mi abuela que era muy sabia.
Apenas tres meses pudo soportar mi paciencia tantos aplausos y tanto chismorreo escolar. Parece que a algunos no les llega con sus problemas cotidianos, que tienen tiempo de gestionar y poner al día de sus asuntos personales a gente que, a mí que me perdonen, ni les va ni les vienen. Que quería yo ver a mis padres en su época tocando las narices con los padres de mis compañeros, ¡menuda pesadilla! Ahora vivo sin preocupaciones por un zumbido en plena noche, y mi hija que se busque la vida y se saque ella las castañas del fuego como hemos hecho todos. Id en paz grupos escolares de Whatsapp, a mí no me veis más el pelo, ¡lo juro!
NOTA: Las conversaciones no son reales.