Te pasas toda tu vida complaciendo a los demás. Haciendo cosas que no te apetecen, sólo por no. Por no molestar, por no caerle mal a los demás, por no dejar que piensen que no te importa lo suficiente. Cuando en realidad, eres tú la que no te importas lo suficiente, eres tú la que ha pasado a ser la actriz secundaria de su propia película.

Y un día tienes la osadía de pensar en ti misma. De hacer lo que realmente quieres hacer. Déjame decirte que he visto revoluciones menos incendiarias que la de empezar a quererse bien, a quererse de frente con las intenciones claras.

Y te llamarán egoísta, a ti que lo diste todo sin quedarte con nada. Te dirán que has cambiado, que ya no eres la misma, que sólo piensas en ti.  Y sí, habrás cambiado, pero habrás cambiado para bien. Habrás dejado atrás la ansiedad, los nudos en el estómago, la sensación de estar fallándote a ti misma una y otra vez sólo para contentar a los demás, para evitar confrontaciones estúpidas, en las que parece que se te escapa la vida.

Y te odiarán. Y puede que hasta se alejen. Pero te irá bien, porque aquellos que se alejaron en realidad, nunca quisieron quedarse. Harás enfadar a mucha gente cuando empieces a hacer lo que es mejor para ti, pero déjame decirte que te darás cuenta de que sólo se quedaron aquellos que tenían que hacerlo y que con eso, es suficiente.

Así que mírate al espejo y pídete perdón por haberte abandonado y empieza a decir que no. No a ponerte siempre en el último lugar, no a forzarte a hacer cosas que no te nacen, no a ceder siempre tú con tal de no pelear y sí a quererte, sí a hacerte valer, sí a respetarte cuando ni siquiera tú crees en ti misma. Sí a darle importancia a tus propios deseos y sí a no volverte a poner en decimocuarto lugar.

Así que recuerda: ellos te llamarán egoísta, tú llámalo amor propio.

enfadar
Imagen y título: @Psikiss