Ha llegado a mí un ejemplar de ‘El libro del autocuidado’, así, por casualidad. Y será que me ha pillado en una de mis fases místicas, pero ha sido verlo y sentir que tenía que leer este libro, que me va a cambiar la vida y para bien, of course.

Os cuento, el libro en sí ya es una cosa digna de exponer sobre un atril, nada de meterlo apretado entre los lomos de otros libros en una estantería atestada. Es que, de verdad, aquí debajo os pongo fotos para que lo veáis, pero no le hace justicia porque os falta tocarlo para apreciar lo cuidado de la presentación que le han dado, las tapas duras de cartoné suaves al tacto, con detalles en relieve, la belleza de la sencillez del diseño de la portada. Madre mía, si tiene medianil, a mí con eso ya casi me tenía. Es que me encantan los libros, supongo que lo habéis notado, y este es precioso de veras.

 

Pero vamos al lío, que por bonito que sea nadie compra ni lee un libro sólo por lo placentero de acariciar sus tapas.

La primera vez que lo tomé en mis manos leí el título y me quedé atrapada con la promesa de la frase que le sigue: UN AÑO PARA SER MÁS FELIZ, MÁS SALUDABLE Y ESTAR MÁS EN FORMA. ¿Cómo? Invitándonos a salir de la loca espiral del trajín diario y facilitándonos unas pautas sencillas y asequibles con las que comenzar a autocuidarnos y obtener increíbles resultados.

A ver, a priori la promesa es bastante ambiciosa, aunque, por otro lado, un año es mucho tiempo, no es como si nos prometiesen resultados en quince minutos. De modo que tras leer el inspirador prólogo de Odile Fernández y la introducción de la autora, la Dra. Jennifer Ashton, me lancé a la lectura con mucho más optimismo del que yo misma había imaginado.

Que la propia autora, ginecóloga y obstetra especializada en salud femenina y nutrición, haya experimentado, con gran éxito y en sus propias carnes, los doce retos que nos propone en su libro, inspira confianza, aunque es cierto que la mujer ya partía de una buena forma física y que ella misma se califica como una personalidad de tipo A, competitiva y metódica.

Debo confesar que ahí dudé, pues yo soy cero competitiva y tirando a caótica, pero la misma Jennifer ya nos adelanta en las primeras páginas que es consciente de que cumplir un propósito es algo complicado, por eso plantea al lector la pregunta ‘¿y qué hay de hacer algo durante solo un mes?’ Y nos ofrece doce retos de cuatro semanas que van desde acostarse más temprano a la desconexión digital, pasando por hacer flexiones y meditar.

Por mi parte, partiendo del receloso escepticismo, conforme fui avanzando en la amena y fácil lectura me sorprendí planificando el modo en que enfocaría cada reto, anotando futuras búsquedas de Google para documentarme y ponerme con ellos como es debido.

La doctora Ashton logra picarte y que una parte de ti se muera por empezar y saciar esa curiosidad por comprobar si serás capaz de realizar cada uno de los retos, manteniéndolos durante al menos un mes y, sobre todo, si obtendrás los beneficios y resultados que la autora promete y respalda desde su condición de doctora en medicina.

El libro del autocuidado está estructurado en un capítulo para cada reto/mes, subdividido a su vez en tres partes: SU historia, fundamentos científicos que hay detrás del reto en cuestión y TU historia. No importa cuán abrumadora pueda resultar la lectura de las experiencias de la doctora, en el apartado de TU historia explica, de forma convincente, el modo de adaptar los ejercicios a las posibilidades de cada uno en función de su forma física, sus horarios, etc.

Cuando terminé el capítulo del reto de marzo, yo ya estaba totalmente convencida.

Así que si estáis buscando una guía para tratar de ser más feliz, más saludable y estar más en forma, El libro del autocuidado os espera aquí.

Yo no voy a esperar a enero y me pongo ya con ello, os cuento cómo ha ido dentro de doce meses.