Empecé a masturbarme a los 13 años leyendo relatos eróticos. Desde entonces ha sido un no parar, tanto sola como acompañada. Se podría decir que en estos 15 años que han pasado desde aquel primer orgasmo, no he descuidado para nada mi bienestar sexual. A veces me ha ido mejor y otras he protagonizado algún que otro follodrama, pero por lo menos me he llevado unas risas. En resumen, estoy orgullosa de haberme dado caña cuando he querido.

El problema es que por el camino olvidé hacer caso a mi bienestar emocional. Me centré tanto en el sexo que olvidé el vínculo que une a dos personas. No hablo del amor ni de esas moñadas, sino de conectar con la persona que tienes en tu cama y saber lo que quiere con sólo mirarla.

La semana pasada me animé a quedar con un chico al que conocía sin conocer desde hace bastante tiempo (teníamos la costumbre de ir al mismo local de fiesta todos los sábados). A veces a las 2 de la mañana bajaba las escaleras de ese bar y me sorprendía a mí misma buscándole con la mirada. Luego le encontraba en la mesa de la esquina, hablando con sus amigos, y de repente me miraba, sonreía y así pasaban los días. No nos hablábamos, solo nos saludábamos y tonteábamos con miraditas. Hace dos semanas nos encontramos en otro sitio a plena luz del día y sin cerveza de por medio y por primera vez conversamos. Nos supo a poco así que nos dimos el número de teléfono y esa misma noche me dijo de quedar.

El lunes pasado fue el gran día. Una cita un lunes, ¿qué puede salir mal? Me senté frente a él y hablamos durante horas. Os juro que tuve la sensación de que cuando me miraba, estaba viéndome por dentro. Una rayada de la hostia, pero jamás había sentido eso. Después fuimos a su casa y me pasó algo que jamás me había pasado. Tuve un orgasmo cuando nos estábamos besando. SÓLO BESOS, TÍAS. Él flipó en colores, pero más flipé yo. Os contaría el resto de la noche, pero ya os la imaginaréis. Y sí, hay intención de repetir.

Sea como sea, no le encuentro explicación a mi orgasmo de quinceañera. Mi teoría es que conectamos tan bien a nivel emocional que eso se disparó a tope. Yo feliz, eh. Tampoco me voy a quejar. Mi duda es, ¿a alguna os ha pasado?

 

Anónimo