Queridas amigas, yo no sé vosotras pero yo estoy hasta el eyeliner de las normas inventadas en todo esto del dating.

¿Quién no ha oído hablar de la regla de los tres días? La dichosa regla es tan popular entre los que se autoproclaman dioses del ligoteo, que siendo Barney uno de ellos, Como conocí a vuestra madre lo incluyó en su serie.

Pues otra de las favoritas por excelencia es la de “hacer esperar”. Esta teoría se refuerza con la idea de que con la espera el otro lo que va a tener es más y más ganas de empotrarte y por el camino te estás haciendo respetar (porque no eres fácil) y estás dando oportunidad a que te conozca como persona. Igual es que sino puede que se piense que eres un hongo, o, no sé, una vagina en lata.

¿¿¿¿Perdona???? ¿Qué carallo es eso de la facilidad o dificultad de las personas? Yo si quiero algo difícil me pongo a aprender chino, o a amueblar una casa entera con muebles del Ikea y sin instrucciones, que a ver como te las apañas tú con 30 tornillos FIXA y otras tantas maderas para que SVÄLNAS quede parecido al del catálogo.

Además de que escuchar que una mujer es fácil me revienta los ovarios más que tres menstruaciones juntas, he de decir una cosa; y esta es mi única norma (de tener alguna) en todo este asuntillo del dating, citas, ligues, o como lo quieras llamar:

YO SOLO QUIERO HOMBRES FÁCILES.

Si, fáciles*.

 

Así, en mayúsculas para que suene alto y claro.

 

Pues está muy claro. Personalmente no creo que nadie sea un trofeo; un premio por los grandes esfuerzos que has hecho por conseguirlo, porque nadie es más ni menos que otro.

A mí me parece estar mandando un mensaje entre “si te haces los 100 metros lisos en 10 segundos” a “si completas un Ironman sin echar la pota” tendrás el inmesurable premio de follar conmigo. Porque claro, yo soy el premio y tú el que tiene que hacer el esfuerzo.

¿Y si yo no soy el premio, sino que yo me estoy aguantando el calentón bárbaro que me ha puesto tu mirada sostenida y tus manos de vikingo tallador de Drakkars? Pues entonces amichi, eres gilipollas, piénsalo de nuevo. Porque, de toda la vida se ha dicho que mejor es arrepentirse que quedarse con las ganas.

Una cosa corazón, es que en la primera cita no tengas las ganas del baile horizontal; o que seas demisexual; o que ni esto, ni aquello, pero simplemente necesitas conocerle un poco más para arrancarle la ropa o para sentirte a gusto mientras el arranca la tuya.

 

Pero si piensas que por hacerle esperar 3,5, o 30 citas para mojar el churro le vas a poder cantar “Y el anillo pa´cuando?” vas apañada chata.

Porque va a correr tal que así.

 

Si ese hombre es para ti te va a querer como seas; si eres una leona que está deseando hincar diente o eres una minina ronroneadora; pero pretender ser lo que no eres te hará tener lo que en realidad no quieres.

(*persona fácil= que simplifica, que es accesible, que se hace comprender. Lo que viene siendo la definición de fácil para cualquier cosa exceptuando cuando se habla de una mujer, que ya para ese caso una potente connotación negativa, ¡no vaya a ser!)